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Se enseñaba el respeto a los mayores y el respeto recíproco entre los niños y de sus cosas; se combatía el uso del apodo frecuente y de los motes, que continúan siendo uno de los más extendidos vicios del trato entre los dominicanos y por el cual a sus relacionados y amigos en vez de llamarlos por sus nombres, algunos lo sobreapellidan diferentemente con apelativos que a veces parecen estrujantes, aún en la mayor estimación y confianza.

A principios de Siglo todavía el Vapor era casi el elemento principal y tal vez único que estaba en uso, utilizado como fuerza; y en nuestra escuela se tenía como maravilla entre otras cosas, la Marmita de Papín. La Profesora María Dolores nos reunía en derredor de un caldero con agua hirviente y ponía sobre su tapa hermética, una pesa de mucha gravedad que previamente nos hacía levantar, para que comprobáramos individualmente cada uno el peso de la misma; y con gran deleitación esperábamos a que la fuerza expansiva del vapor de agua la levantara una y otra vez a ratos sucesivos. Nos explicaban luego acerca de la invención de las máquinas, sus perfeccionamientos, hasta Watt.
El patio de la Escuela gozaba de excelentes vistas panorámicas, sobre el lado de la barranca y sobre la serpentina del río y de los verdes campos aledaños a sus márgenes; así como sobre el vasto horizonte del Sureste al Noroeste, con las altas barrancas de "La otra Banda" y de los Cerros de "Pedro Veras" que servían de acantonamiento a los rebeldes en frecuentes revoluciones intestinas; donde vivían en su mayor parte las mujeres de oficio de lavanderas, entre pequeños labrantíos abastecedores de verduras y hortalizas para la ciudad, y cercas de animales de crianza, de tiro y de montura.
En el jardín se cultivaban rosales de nombres diversos, a veces exóticos, como los de la "Rosa de Francia", "la Emperatriz", "Pompadour", y otras de las que se intercambiaban estaquitas con las madres nuestras. Habla canteros florecidos de Chrisantemos, Extrañas y Claveces, lirios, Azucenas, y sobre las vallas limítrofes se enredaban las Trinitarias y Velo de Novia, entremezcladas con otras de frutas y hojas medicinales que se usaban en la medicina casera, como el Cundeamor, o para utilidades domésticas,

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como el "Muñeco", etc.
Había en el jardín clases de recitación y de narraciones cortas, en las que se hacía contar y referir en alta voz las propias aventuras infantiles. Los más adelantados en edad y sabiduría, llegaban hasta recitar "La Oración por Todos" y el Soneto de Santa Teresa.
El fondo del patio era como un ancho ventanal abierto al panorama lejano de las montañas que circundan el Valle del Cibao por el Sur y sirven de fondo de la Cordillera Central. El mismo que ahora podemos contemplar desde la gran Avenida de Circunvalación "Mirador del Yaque", pero de mayor vegetación y verdor que como luce hoy, cuando a causa de los desmontes y consecuenciales sequías, se ha empobrecido y perdido mucho de su original belleza.
Allí estábamos, entre muchos otros, María y Cheché Mencía, Llilda Morell, Viterbo Morell, Guedín y Alexis Liz, Luz Victoria, Angelita de Alíes, Pedro Jorge Arias, Adriano y Domingo Reynoso, María Saleta, María Arias, Eladio Victoria, Dominguito Ferreras, Lucecita Olmeda, María Balbuena, José Saleta, Mello Saleta, Guarionex Pichardo, José Pichardo, María Patxot, Mercedita Rodríguez, Miguel Angel Román, fallecido poco después; Amparo Morales, Generoso y Guaro Mercado, Teófilo Morel, Fito Otenwalder, María Batista, Angela Otenwalder y muchos otros. Los maestros y maestras de las diferentes escuelas se reunían por invitaciones recíprocas en las fechas de sus exámenes que duraban unos días 'y peroraban acerca de sus métodos de enseñanza contribuyendo así a cierta unificación de la técnica y métodos aconsejados por los mayores en sabiduría y autoridad didáctica.

b) La Escuela "San Antonio", dirigida por don José M. Zaleta (Don Neno), quien no obstante su quebrantada salud consumió su vida entera al servicio de la Enseñanza Pública.
Era hermano de la también consagrada maestra Directora del Colegio Superior de Señoritas, doña Herminia Zaleta de Gómez. Daba, a pesar del indicado quebranto, la impresión de buena salud a excepción de cierta dificultad de locomoción probablemente debida a alguna parcial hemiplegia.

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En el Colegio "San Antonio", situado en el Barrio del Asilo y de la Iglesia San Antonio, se formó toda la juventud de esa zona. Entre sus profesores figuraba don Pancho Castellanos, quien compartía en ocasiones el apostolado de la enseñanza, con funciones de autoridad en el campo armado de la política local, como oficial a la orden del Gobierno y en la militancia del Partido Rojo (Rabuses).
c) El Colegio "Santa Ana" para niñas y señoritas, abarcando todo el ciclo de la enseñanza primaria elemental y superior, religión y costura a mano. Servido por las monjas del Asilo del mismo nombre, cuyas principales eran Sor Isabel, la Madre, de continente y personalidad simpática; Sor Inés, Sor Catalina, Sor Pilar, Sor Asunción y un enjambre de servidores del Señor de elevado espíritu de caridad cristiana.
Puede que hayan sido las fundadoras de esa institución que todavía existe en la parte baja de la calle 16 de Agosto. Difundieron fructífera la labor magisterial con ejemplar internado de niñas y señoritas. Enseñaban domesticidad y formación intelectual, moral y religiosa. Santiago supo estimar la fundación del Asilo Santa Ana, ayudándole a construir muy al comienzo del presente siglo el edifico en que se aloja actualmente. Antes, cuando el terremoto de 1897, que resquebrajó la Iglesia Mayor y por lo cual se hizo necesario apuntalar las elevadas paredes laterales con los masivos estribos de mampostería que todavía ostenta por sus cuatro lados, las monjas y la Vicaría Foránea de Santiago se alojaron en un amplio caserón de ladrillos y teja-maní que existió en la calle de "La amargura" hoy "Duvergé", donde se fabricó la actual Clínica de Maternidad del doctor Almánzar (Supra No. 29 - c). El Asilo Santa Ana ha dado una magnífica contribución a través del presente siglo a la instrucción pública dominicana en la ciudad de Santiago de los Caballeros y creemos no dudar que de allí salieron hacia otros asilos de monjas del país, muchas Hermanas de la Caridad que como las fundadoras hayan producido fructífera labor espiritual en lo moral e intelectual de muchas damas dominicanas.
d) La Escuela "San Rafael" en el extremo Norte de la calle "Los Portales" dirigida por el Profesor don Rafael Ramos (Supra No. 31). Tenía el ciclo completo de los cursos

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primarios y buen número de Profesores, entre quienes se hallaban don Leopoldo Franco Bidó (Polín), quien después de consagrarse muchos años al Magisterio, contribuyó a la organización del primer sistema elaborado con base a las técnicas modernas, del Departamento de Rentas Internas de la República, en el que colaboraron también don Almanzor Alberti, don Antonio luna, don Santiago Petitón, el norteamericano Mr. McManus y otros. La Escuela San Rafael perduró con excelentes frutos cada año y después de la muerte de su Director don Rafael Ramos. Todavía hacia 1917-1918 nos tocó personalmente desempeñar en ella una plaza de Maestro junto a los jóvenes profesores don Buenaventura Tolentino, consagrado y eficiente Maestro Normal; don Andrés Perozo, también graduado de la Normal y otros consagrados al Magisterio santiagués.
e) La Primaria de Varones de don Fefo Reynoso, espíritu ulto, refinado y templado; de hablar moderado, su nombre era Telésforo. Enseñaba con sujeción a la pedagogía y la moral; empleaba sus economías y el tiempo libre que le quedaba después de las tareas de las aulas, en redactar su propio periódico semanal, "El Civismo", cátedra viva de los más elevados pensamientos, 'que se distribuía en la mañana de los domingos. Circulaba profusamente en el extranjero, con la preocupación de obtener "canjes", en reciprocidad, de importantes periódicos y revistas de todo el mundo. Por pura complacencia, hospedada en las columnas de "El Civismo" crónicas de los más destacados acontecimientos sociales de la época.
Era reposado y calmado, sobre todo cuando se enfrentaba a algún caso de indisciplina en las aulas; y convincente por la persuación. De otros aspectos de su vida privada se referían anécdotas que le presentaban como sujeto de mucha paciencia. Se contaba, por ejemplo, que sentado a la puerta de su residencia particular, en la calle "Restauración" contiguo a la esquina con "30 de Marzo", durante una sorpresiva irrupción en la ciudad de una guerrilla de la guerra civil que avanzó una prima noche por dicha calle, una ráfaga rompió los balustres de su mecedora; y que antes que apresurarse a entrar al interior de la casa, con toda calma recogió sus pertenencias y luego entró con ellas, en medio del


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silbido de las balas y sin lesión corporal ninguna. "Por qué habla de apresurarme; no era conmigo, ni había llegado mi hora".
Menos verosimilidad debe acordarse a esta otra, más bien creada creemos nosotros, por la imaginación popular: "Por complacer a un grupo de jóvenes interesados en que se leyera en la edición de su periódico de una mañana de domingo algún comentario acerca de una elegante noche de fiesta en el Club Santiago, accedió a publicar unas notas galantes, redactadas por adelantado, ya que el periódico se editaba en sábado; pero que a causa de la inclemencia del tiempo la fiesta tuvo que ser pospuesta; por lo cual, celoso de la respetabilidad de "El Civismo", pacientemente tomó su pluma y manuscribió una breve nota al margen de cada ejemplar, haciendo la salvedad y explicando el caso".
De la enseñanza impartida en su escuela, se comentaba la buena preparación de los egresados, y el cumplimiento cabal de los programas de la Primaria que hacían asequible la aceptación de su alumnado a la enseñanza Superior. Tuvo luego entre sus profesores a Ramón Emilio Jiménez y Miguel Ricardo Román. Murió el Profesor Reinoso un mediodía a la salida de su Escuela, con la calma y el sosiego con que se van los justos; plácidamente, junto al mostrador de una botica, donde entró talvez para comprar alguna medicina, sintiéndose previamente indispuesto.
La Escueta de Señoritas de Doña Abúa Rodríguez, matrona consagrada al ejercicio de la Enseñanza y de larga familia, entre quienes se cuentan el General Rafael Rodríguez, por muchos años Gobernador Civil y Militar de la Provincia de Montecristy; don Pichón, don Sindo y otros que dieron a Santiago músicos, poetas y profesores como doña Carmen Rodríguez, talentosa profesora y directora de Escuela Pública, bajo cuyos cuidados se formaron generaciones de juventudes, intelectuales de valimento; Ana Josefa Jiménez, Profesora y declamadora de fino talento, y elpadre de ésta, el excelso Poeta don José María Jiménez (El Vate), cuya producción poética y literaria no dudamos que haya recogido y conservado alguno de sus hijos, y que fue premiado en Concursos y Juegos Florales que se sucedían frecuentemente en la urbe cibaeña. El Colegio de Doña Abúa,


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a pocas yardas del Parque Central hoy "Duarte", ocupaba un caserón de maderas techado de zinc en la esquina Suroeste de las calles "Portales" hoy "Benito Monción" con calle "Libertad" hoy "Máximo Gómez", se cursaban estudios primarios y sus egresadas señoritas gozaban de autoridad y crédito para ser admitidas en planteles de enseñanza Superior.
g) La Primaria de Varones de Don Pedro A Saillant, quien después de una vida honesta y ejemplar, consagrada al Magisterio en sus mejores años, casó con doña Delgina Fernández, modista de alta costura y de las modas al día; formó una larga familia; estudió el Derecho; se graduó y ejerció como Abogado; y sirvió en la Magistratura Judicial, como Alcalde de Santiago. De él es una frase célebre que caracteriza la idiosincrasia del dominicano: "Este es un pueblo sin memoria", que ha llegado a ser proverbio que se confirma casi a diario en importantes aspectos de la vida nacional y en ocasiones a veces inconcebibles. Su Escuela funcionaba en la parte alta de la ciudad, a la entrada al Barrio de "Los Pepines", frente al actual Colegio "México".
Impartía enseñanza primaria superior en varios cursos y capacitaba para entrar en el Bachillerato y la Normal. Tenía una nutrida población escolar y un buen número de Profesores.
h) La Escuela de Don Pablo Franco Bidó, también Profesor de la Normal, poeta, escritor y periodista y hombre de gran temperamento.
i) La Escuela de Lucrecia Espaillat, de avanzados estudios para señoritas, en la calle libertad
j) La Escuela de las Señoritas Reynoso, bajo la dirección de la señorita Josefita, en "Cuesta Blanca" con "Restauración".
1) La Escuela de don Enrique Chamberlain, un francés de la mayor devoción por las ideas de Juan Enrique Pestalozzi, empeñado en mejorar la educación de los niños pobres y establecido en La Joya ("Restauración con la "Portales").
Era la escuela del comedimiento, circunspección y moderación. Cortés y prudente con el alumnado, se imponía por la persuasión y el ejemplo, martillando incansablemente sobre todo lo que podía ser estimulo a la inteligencia, a sentimientos y a la buena formación de la niñez. Sus alumnos eran en su mayoría muchachos de la barriada, hijos de gentes

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respetables como lo eran la mayoría de los maestros y oficiales de artesanía, albañiles, cigarreros, carpinteros y de diferentes oficios. Para don Enrique tenía tanta importancia la enseñanza de las buenas maneras, el respeto a los mayores, y de las buenas costumbres como la instrucción sobre las letras y las ciencias.

11) La Escuela de Doña Margarita de Esperón, otra francesa de gran espíritu y vocación para la enseñanza; la esposa del Maestro de la Normal Monsieur José Esperón de Lasplaine, tenía su colegio de niñas en la calle del Comercio. Procrearon dos hijas que les sucedieron después como directoras de un colegio de primer orden, las señoritas Clara y Margarita Esperón. Cuáles profesionales santiagueses de las promociones universitarias de la década del 30, poco más o menos, no tuvieron su temprana formación con ellas.

A mucha honra tenemos el haber formado parte del profesorado de su plantel a fines de la segunda década (1917-1919).
m) La Escuela de Doña Elena Penzo Viuda Abreu, donde se impartió la enseñanza primaria completa a gran número de señoritas y jóvenes del sector de la Logia Nuevo Mundo No. 5.

n) Un importante Colegio estuvo establecido antes que la Escuela de Bachilleres, propiciado por destacados munícipes, y bajo la dirección del Profesor francés Monsieur Vieaux, traído para tal fin a Santiago (Supra No. 114). Se impartía una avanzada docencia y funcionaba admirablemente, pero duró pocos años. El francés, que era un respetable caballero de mucha austeridad y de moral ejemplar, tuvo sin embargo un pequeño incidente (simple diferencia de costumbres entre sociedades; y a la ocasión, francesa y dominicana; algo así como el intento de besar a una dama; y tal vez bajo el exceso de algunas copas), y al día siguiente, por un rigorismo tal vez excesivo de la costumbre santiaguera, los patrocinadores del Colegio, entre quienes se hallaba el Gobernador Provincial, le pusieron entre los pasajeros del Ferrocarril Central en camino hacia Puerto Plata, reembarcándole. En nuestros modernos años, lo que fue aquella vez motivo de un incidente, habría sido animada galantería. Pero así mudan los tiempos.

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Con el Colegio de Monsieur Vieaux, recordamos parte de un bello canto que entonaban los alumnos en lengua francesa y del cual conservamos solo palabras sueltas, recogidas en parte, fonéticamente; (las subrayadas), y que se acompañaba de una música de movimiento rápido, de medida a dos o cuatro tiempos, como el pasodoble:

An carré (carrou) (carrut) case
varvidnér carrut casé
Oh! Claire de lune!
Mon ami Pierrot
Préte moi ta plume
Le papuye, le papuye
buye, buye, beaux.

ñ) Nuestra Sala de Clases Particulares. Más o menos en la época en que se abrió el Colegio del francés Monsieur Vieaux, instauré nuestro Profesor don Virgilio Martínez Reyna una Sala de Clases particulares, a la cual concurríamos para completar el Ciclo de Primaria no más de una docena de muchachos del vecindario (Supra No. 31 letra d). Nuestro joven Profesor que militaba en la convulsionada política partidista y contendiente, entre las dos grandes corrientes de "rojos" y "azules" llamados también "rabuses" y "bolos", pertenecía a este último Partido que propugnaba por el ex Presidente exiliado don Juan Isidro Jiménez; y estaba abajo, vigilado y a veces perseguido u otras veces batiéndose en el campo de la guerra civil.
Pero hacia el año 1906 y siguiente, bajo la calma y comienzos de la estabilidad de los gobiernos que subsiguieron hasta 1911, se dedicó fervorosamente a la tarea de la enseñanza y daba clases particulares diurnas y nocturnas a dos grupos diferentes.
Era combativo y valiente; hombre de armas, pero también y más habitualmente de la pluma, de la prosa y del verso.
Exquisito poeta, fino caballero y de mucha vocación para la enseñanza. Aún entonces se vió obligado varias veces a abandonar nuestra sala de clases y a refugiarse en alguna parte, cuando doña Carolina su madre siempre alertada le avisaba que le rondaban la casa. Y era para hacerlo preso. Pero el malestar duraba poco. Tan solo mientras le arreglaban

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la cosa los mismos tuátem del Gobierno, deseosos del equilibrio entre las fuerzas democráticas del país, sin dejar deser fuertes y severos cuando lo ameritaban las serias circunstancias de algún momento político.
Con Martínez Reyna, que en el curso de la semana nos enseñaba la aritmética, la geografía, la historia, urbanidad (Carreño) y otras materias; y que los sábados nos llevaba de excursión por los montes aledaños de la Otra Banda, haciéndonos pasar el río en una canoa, subir y bajar por barrancos pelados; atravesar cañadas y emprender carreras; y otras veces nos llevaba a los conucos y siembras de tabaco en La Herradura, nos preparamos para entrar en el Preparatorio de la Normal. Con cuanta emoción infantil, cuando salíamos de excursión al campo a cada paso redescubríamos la pólvora! Cualquier cosa nueva, un hecho baladí, la identificación de un árbol del que procedían tales o cuales frutos no cultivadas en patios a diferencia de otras muy familiarmente conocidas; toda cosa nueva en el ambiente del agro, del conuco y de las
frescas corrientes de arroyos y manantiales; era a nuestras mentes infantiles tan importante como redescubrir la pólvora.
Fue una maravilla el ver, por vez primera, nuestro "árbol pan" cuyo fruto venía al Mercado Público, salcochado y desgranado como la castaña española, y del cual solo en las excursiones campestres conocimos la frondosidad y altura gigantesca de sus troncos y sus ramas; sus hojas anchas lobuladas, parecidas a la Higuereta y su fruto una bola grande, embarazada de panes, los mismos que comprábamos a las vendedoras del campo a la medida y razón de un 'jarro"
por "un medio" (moneda grande de cobre, del tamaño de medio peso). O una siembra de garbanzos, o arvejas, cuyas hojitas a la luz de la Luna, aún al atardecer, brillan; y movidas por la brisa cabritean, con tonalidades de plata. O la mata de gina; y la de pamarrosa; y la caña brava que nos daba la "varita de pendón" para nuestras chichiguas; el ordeño de las
vacas, probando a beber de la leche directamente de la ubre al vaso, calientita, por el calor animal. El berro, creciendo apretujado y silvestre en los recodos de un río, despreciado de la mirada de los habitantes del campo; pero tan rico, saludable y deseado para el habitante de la ciudad, que lo


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consume de hortalizas; existía en extensas porciones donde eran mansas y quietas las aguas de un río. Oh! Cuán perdurables y sanas experiencias las de la vida del agro, diferentes al trajín y al quehacer de la zona urbana, sobre todo cuando nos impresionaban por la primera vez, que redescubríamos la pólvora.
El "buen pan", para los labriegos de los alrededores de Santiago, era un alimento para cerdos; los muchachos del campo se extrañaban de que nosotros en la ciudad merendáramos con ellos; pero en otras ciudades de la República, la fruta figuraba al lado de las castañas españolas en las mesas de Cena de Noche Buena. Se veía en todo ello algo así como un principio de economía y un planteamiento de los problemas económicos en relación con la mayor o menor abundancia de los productos y de las cosas; o en relación con la oferta y la demanda.
En la sala de clases de Martínez Reyna nos preparamos para entrar en el Preparatorio de la Escuela Normal. Pasamos del Preparatorio de la Normal al 1ro. y 2do. Práctico y de allí a la Escuela de Bachilleres con sus cuatro cursos para optar el título de Bachiller en Ciencias y Letras obtenido el 24 de Diciembre de 1914, después de liberada la ciudad del sitio
impuesto por la Revolución que estalló el 30 de marzo del mismo año.


SECCION II
ACTIVIDAD ECONOMICA

ACTIVIDAD ECONOMICA. "La Provincia más Provincia", 127. -Sobranceras cosechas, 128. -El pequeño labriego, 129.-Hatos, Fincas, etc. 130.-Los medios de producción, 131. Los terrenos, 132. Incentivos, 133. Productores de Café, y otros frutos. 134. -LA COSECHA ANUAL DEL TABACO, 135. Los Hatos de la Línea Noroeste, 135.bis.

127.- Entre las diferentes instituciones que concurren a la formación del Estado Dominicano, -individuo, familia. municipio, provincia-, Santiago aparecía a principios del


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presente siglo como bien dijo el señor Hostos: "la Provincia más Provincia".
Hidalga, trabajadora, entusiasta, emprendedora y de sobresalientes aspectos infundidores de vida para la nación, como la han venido presentando estas páginas escritas al correr de la pluma, sin arreglos ni pulimentos; expresiones sinceras que brotan de la memoria de todos los hechos de vida que informan de su existencia en la década del 1900; con no menos importancia y no menor brillantez se nos presentará ahora en el aspecto de su realidad económica
Era por entonces tal vez el período de su mayor auge en la historia económica de la Nación.
Eminentemente agrícola y con el favor de la Naturaleza, pródiga entonces en abundantes lluvias, pero sin excesiva frecuencia; terrenos fértiles, sin la mayor erosión que han sufrido después; alentadoras perspectivas por la facilidad y abundancia de la producción de la tierra, unida a este espíritu y devoción de sus habitantes por el trabajo, como lo señalamos antes; la conveniente distribución de la tenencia de la tierra dividida entre pequeñas, medianas y grandes fincas, donde los labriegos levantaban fundos y conucos; los sembraban, cultivaban y cosechaban aunque a la buena de Dios, sin las complejidades modernas de tener que abonar para cada siembra; en una naturaleza pródiga en extensas zonas inhabitadas; no había esperanzas fallidas, ni esfuerzos, ni trabajos frustrados para el agricultor, empeñado en producir cada vez más.
128.- Sobranceras cosechas de frutas para exportación y consumo era otra de las características importantes del agro dominicano y de la misma Provincia de Santiago.
La tierra virgen estaba no muy lejos, aunque en su radio más cercano a la ciudad se hallaban fomentadas grandes y pequeñas fincas entremezcladas con pequeños fundos. Las fincas en mayor o menor escala producían toda la variedad de frutos para la exportación; y alimenticios de consumo interno. Para la exportación en su mayor parte, cacao, café, tabaco y para consumo doméstico y exportación de los excedentes; cera, miel de abejas, cueros de chivo, plátanos,
guineos, maíz, yuca, batata, yautía, ñame, mapuey, toda clase de frutas tropicales, las más variadas; algunas de las

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cuales han desaparecido o escasean actualmente hasta el punto en que no se ven en el Mercado.
129. - El pequeño labriego vivía seguro de ser dueño de su fundo que comprendía algunas tareas sembradas de frutos el bohío, y animales de crianza.
130.- Había fincas lecheras que abastecían en gran abundancia; y el precio de la leche era dos y tres centavos; huevos a tres por "peseta"; y peseta era la monedita del valor de cinco centavos; toda la Línea Noroeste desde Navarrete para abajo, las jurisdicciones de Esperanza y Mao dependientes de Santiago, eran hatos de crianza para ganado mayor y menor; producían además, maderas de exportación como caoba, espinillo, campeche, guayacán, cedros y otras
que se embarcaban por toneladas hacia el exterior.
131. - Los medios de producción eran rudimentarios; la mayor parte de las siembras no requería más que arrojar la semana al surco sin necesidad de cultivo, debido a la feracidad del suelo y suficientes lluvias, aunque el labriego tenía su propia filosofía acerca del tiempo el clima y condiciones ambientales para la siembra y la cosecha.
132.- La abundancia daba escaso valor a enormes cantidades de tierra en los lugares más lejanos del centro de la población, donde además existían como en la sección de Pedro García, entre Santiago y Puerto Plata, grandes extensiones del Estado que permitían el asiento a fin de adquirir la posesión después de un año y un día, cualquiera que tuviera vocación para trabajar; había también oportunidad de adquirir terrenos para la agricultura o la pecuaria, mediante la compra de terrenos comuneros (tierras indivisas cuyos títulos de propiedad representan no el valor
de la tierra sino acciones de terreno).
133.- había grandes incentivos tanto de la naturaleza misma como del régimen de tenencia de la tierra para el agricultor, de donde la grandísima influencia que por el entusiasmo para el emprendimiento de la producción tenía en este como en otros aspectos -el de la industria y el comercio, por ejemplo- la economía general en la vida nacional, no menos intensiva y no menos importante que la influencia de la Escuela.


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134.- Había grandes y pequeños productores en café.
Había quienes cosechaban solo seis u ocho sacos. Prueba de que aún en los pequeños fundos el campesino aprovechaba la tierra. Los europeos en el cultivo de la vid para la fabricación de vino, han hecho siempre lo mismo. No toda la uva procede de viñedos de grandes extensiones de tierra; y ni los hay en países ya tan viejos donde se suponen grandes poblaciones campesinas apretujadas dentro de limitadas áreas de cultivo y donde está muy dividida la tierra.
134 bis.- Esos pequeños caficultores hacían lo que ellos llamaban "juntas", reuniones de espontánea reciprocidad
entre vecinos, sin excluir edad, sexo o condición alguna, para recolectar el café sin mayores costos de la mano de obra. Ese día, el dueño del fundo, si podía, se convertía en anfitrión, así fuese solo para un buen "mangú" encebollado y un par de huevos fritos, para cada uno.
Había junto a los bohíos, ranchos contentivos de gavetas, sobre rieles de madera; unas sobre otras hasta seis, para guardar durante la noche y secar durante el día, secándolas al Sol, la uva del café. Posiblemente no habían llegado despulpadoras mecánicas al país. Pero el café era llevado en ambas formas, verde o seco desgranado, a los almacenes del comercio que entonces procedían a secarlo si tenían patios o azoteas de bastante Sol.
Lo mismo hacían con el cacao, cuyo grano en los almacenes era extendido en parihuelas de cuatro brazos para ser cargados por dos hombres para exponerlas al Sol. Los productos salían por cargas, a lomo de bestias (caballo, mulo, burro) desde el campo hacia los almacenes de la
ciudad; y eran pesados y medidos, generalmente en kilos franceses o en libras americanas; de cuyas unidades en ambos sistemas el campesinado intuía claramente sus valores y cobraba lo justo; sin engaños ni regateos, de parte del almacenista; y se producían a veces, diálogos interesantes entre vendedores y compradores de los frutos de las diversas
cosechas; Decía una vez un muchacho, empleado de uno de aquellos Almacenes de Compra de Frutos del país, que él había trabajado en la población de Sánchez, Distrito o Provincia de Samaná, en los Almacenes de Moya; y observaba la

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inteligencia del campesino de Santiago que según él le parecía despierto. Refería en detalle las operaciones de venta de los productos, a través de los cuales basaba sus apreciaciones; y con sentido de buen humor, recitaba diálogos como este:
- De manera que la venta del cacao "nadamá dió dociento peso"?
- Oh! y que má, Papá! El de Francisco era má,' y namá le
dio ciento ochenta".
"Porque pesaba meno", añadió la vieja. El grano era ma chiquito. Y eso que'1 lo vendió casi mojao.
- Pero papá lo que no ta conforme é ¿ con el precio,mamá...
- No que "no-toi conforme! sino que me parece "que' se impliao no sabe bien".
"A mi me guta que don Moya "me liquide él mimo...
- Pero Papá, cuando tu "buelva trái a Pedro!
- Ah! ése si lo saca pronto! Cuando coje el lápi y
empieza; quien por saco da cacao, sobra 20 y quedan cuatro,
en un momentico tá la cuenta".!
135.- La cosecha anual de tabaco en su mayor parte entraba a la ciudad en los meses de Junio, Julio y Agosto, en récuas de 15 y hasta 30 mulos. Los más grandes almacenes para la compra y exportación, estaban en el centro del comercio. Don Tomás Pastoriza, en la calle de "Las Rosas", entre "Comercio" y el callejón "Mencía"; don Cos Benedicto, en "Sol" esquina "Cuesta Blanca"; J. M. Batlle y Co., en la calle "Comercio"; don Sully Bonnelly, también en
"Cuesta Blanca"; José María Benedicto en "Las Rosas" y otros en diversas calles del mismo sector. Quin Pimentel, en el pueblo arriba Entraban las recuas por todos los caminos, unas detrás de las otras; sonaban los fuetes de soga y gritaban los conductores con fuertes onomatopeyas, para avivar el paso de los animales. Llegadas al frente de los almacenes tumbaban
las cargas y los animales holgados y redimidos se hacían a alguna sombra de la calle; mientras el peonaje ayudaba a levantar y transportar la carga; y se formaban estibas dentro de los almacenes hasta los cielos rasos.
Adentro, divididas en secciones, trabajaban cincuentenas de mujeres duchas en desensartar y distinguir y en manillar las hojas según su clase y las tiraban al montón donde se

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hallaba el clasificador. En una tercera sección se hacían los bultos para embarque, de dos maneras: enceronados o empacados. Para lo primero, el enceronador con un afilado cuchillo cortaba yaguas ablandadas al sereno en la noche anterior; revestía con ellas el interior del cerón, y diestramente colocaba dentro, en capas superpuestas, las manillas, empaquetadas y bien peinadas, oprimiéndolas contra el pecho. Rebosado el cerón lo encabezaban con yagua
dura y lo cosían por los bordes con soga de cabulla mediante gruesas agujas de acero ligeramente curvas; y con la ayuda de un palo grueso con horqueta forzaban los bordes del cerón y lo aplastaban a palos, hasta darle conveniente y nítida forma al enceronado. Los empacadores trabajaban apareados, uno de cada lado de una prensa, provista de tablones desprendibles; un maestro de corte les proveía la envoltura de gruesa tela de yute en pedazos a la medida y yaguas; y con ellas revestían interiormente el encajonado de la prensa; colocaban en capas superpuestas las manillas empaquetadas y bien peinadas, y rebosada la caja de la prensa, cerraban la paca con los extremos de la tela y prensaban accionado el compresor con una manivela de cuatro puños. Bien comprimida, cosían con cáñamo y sacaban la paca. Un marcador provisto de tinta
negra y moldes de letras, marcaba clase, peso y dirección. Las consabidas clases del tabaco según su calidad y precio A. F. doble FF. Don José Ulises Honoret y sus hijos Julio, Manuel y Ulises Honoret, honestos y bien conocidos como apreciados ciudadanos que residían en la calle "Beller" esquina "Sánchez" eran los principales Almacén de Pastoriza, donde sirvieron por muchos años tanto en vida de don Tomás (Chichi) como después con sus sucesores don Andrés y don Enrique. En tiempo muerto trabajaban en los almacenes de frutos de la misma casa.
Los muchachos de la vecindad durante las vacaciones, corríamos, subíamos y bajábamos entre las altas estibas de pacas y cerones, sobre las aceras de los almacenes, listos para las carretas que los transportaban al ferrocarril. Seis y ocho trenes diarios los llevaban a Puerto Plata.
135 bis.- En los hatos de la Línea Noroeste abundaban decenas de miles de cabezas de ganado bovino; los hateros habitaban unos en la región, y otros fuera; pero la seguridad

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era una misma para los unos como para los otros. De tiempo en tiempo diferentes hateros bajaban con sus peonajes a recolectar de sus propias cabezas y luego subían a Santiago con grandes vaquerías para vender y sacrificar en el Matadero.
Cada hatero tenía sus marcas y cuando monteaba para marcar sus becerros, iba anotando marcas conocidas de vacas paridas que pastaban con su cría y avisaban a los dueños, sus compadres, que todos los eran aún sin bautizar a nadie de la familia, y que les agradecían para luego hacer lo mismo.
Don Bilín Martínez, un rico hombre de mucho ganado vacuno, murió tras una de sus grandes recolecciones de cabezas suyas a resultas de una candente soleada, de muchos días por aquellos hatos, según decían sus amigos y conocidos
135 ter. Obrerismo Las Organizaciones Obreras se manifestaron por Primera vez en Santiago a fines, o poco después de la primera década.
Probablemente el pionero de las organizaciones gremiales lo fuera un Puertoplateño llegado por entonces de los Estados Unidos de Norteamérica, don Eugenio Kunhart; y uno de sus principales seguidores el nativo de Santiago, don Bienvenido Lora entre otros, del personal de las Fábricas de Cigarros, "La Matilde," "La Habanera", "Anacaona". (las más antiguas y donde trabajan centenas de cigarreros).
Kunhart en algunas de sus peroraciones en la plaza Pública, siempre trajeado de negro y cubierta la cabeza con bombín, estilo "hongo", que todavía se usaban mayormente entre los que viajaban a New York, hablaba del movimiento obrero norteamericano-canadiense y de sus actividades en la American Federation of Labor que presidía entonces Mr. Samuel Gompers, un cigarrero de New York, que propugnaba no por la afiliación individual sino de uniones de trabajadores por países, o por Estados de la Unión Norteamericana El movimiento en los Estados Unidos se conocía con el nombre de Trade Unions asociaciones de trabajadores para la común representación de sus intereses; asegurar mejores salarios, buenas condiciones de trabajo, reducción de horas y otras ventajas que francamente no hacían falta al trabajador en Santiago en aquella época. Uno de los primeros Gremios fue el de los Tabaqueros y tenía más bien el carácter de una Hermandad y fines culturales, que motivos huelguísticos

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SECCION III

LA IGLESIA


Constituciones de 1896 y 1908. (Supra 96) Tolerancia.
Libertad de conciencia y cultos. Los Protestantes. La Iglesia Católica. Vicaría, Párracos y Parroquias 136-a Clero regular
136-b. Los Franciscanos 136-c. Las Ermitas 136-d. La Escuela y la familia en sus relaciones con la Iglesia 138.- Laicismo. Bautismo. Nombres de pila cristianos. Confirmación. -Penitencia. Eucaristía. Día de primera comunión. Boda Rezo del Ave. María. Misa entera en Domingos y fiestas de Guardar. Ayuno y Abstinencia. Extremaunción. Enterramientos-Exequias. Días feriados por la Iglesia. 138. Fiestas civiles relacionadas con la Iglesia. 139.-Las Carnes Tolendas: Domingo, Lunes y Martes de Carnaval 140. - Exposición Pública del Sacramento. Encierro 140. -Miércoles de ceniza. (Ayuno y Abstinencia). Comienzo de la cuaresma. Sermones cuaresmales 141-145.-La Semana Santa 142. Corpus Christi 142-144. -Mes de mayo y otras
fiestas en desuso 142 -Grandes Procesiones 143. -Santo Entierro 145.-La Soledad 145. -Finados 148. -El culto y la liturgia, 147.- Cambios Supresiones, Modificaciones 148. -Música 149. -Lengua Latina y Vernáculas. Misa criolla.
136.- La Constitución del 20 de junio 1896 vigente hasta 1908., bajo el título "Garantías de los Dominicanos'; (art 11, parr. decimotercero) contenía el siguiente texto: "La tolerancia de cultos. La religión católica, apostólica y romana es la religión del Estado".
No obstante, en la práctica, tal como ha sido tradicional e históricamente desde la fundación de la República, había entera y efectiva libertad de conciencia y culto y de ella disfrutaba la sociedad toda entera; a tanto, que en la Reforma Constitucional de 1908 antes citada, el nuevo texto, no ya bajo el Titulo de "Garantías de los Dominicanos "sino el de "Derechos Individuales, se estableció: ("art. 6, Párrafo 2do.) "La Libertad de Conciencia y de culto".

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Así, libre de trabas espirituales, la primera iglesia Protestante (única por muchos años en Santiago), fue la del venerable Pastor Mr. Smith, un norteamericano o tal vez inglés, tronco de honorable familia, cuyos hijos alternaban con nosotros en la vida social y cotidiana de la comunidad; muy querido y respetado tanto como la actividad religiosa que representaba. Residía en una pequeña finca de su propiedad al final del camino de Santa Ana, o Gurabito, hoy Avenida "Imbert", entre esta Avenida y la línea del Ferrocarril. Era, además, Profesor de Inglés. Pero a su iglesia o "chorcha" (corrupción de la palabra inglesa "Church" solo concurrían extranjeros, generalmente norteamericanos de tierra firme y de Puerto Rico y algunos que otros nativos empleados a su servicio o "convertidos" en pequeño número. (Supra 11 -j).

La segunda "Church" que yo recuerdo, entre las más antiguas, la estableció en el Callejón Ex-Convento esquina Unión don Vicente Vásquez luego de haber desaparecido la antigua firma comercial "La Casa del Primo" integrada por él y su primo don Eulogio Vásquez en el mismo callejón del Mercado. Ambos primos eran puertorriqueños Uno de ellos, don Eulogio era el abuelo del Poeta R. Suárez Vásquez. (Supra 46-C).
137.- En lo que respecta a nuestra Iglesia, constituída por la "inmensa mayoría del pueblo dominicano" Santiago era el asiento de una de las ocho Vicarías Foráneas en que se dividía la Arquidiócesis. Las otras eran La Vega, Azúa, Seybo, Montecristi, Samaná, Espaillat y Puerto Plata.

a) El Vicario Foráneo que a su vez era también Párraco de la Iglesia Mayor durante toda la primera década del Siglo, fue el Presbitero Dr. José Ml. Román, sacerdote santiagués egresado del Colegio Pío Latino de Roma y a quien correspondían como Vicario, las Parroquias de N. 5. de la Altagracia; las de las Comunes de San José de las Matas, Jánico, Valverde y
Esperanza; el Cantón de Tamboril y los poblados de Navarrete y Las Lagunas. Fueron los Párracos de La Altagracia, sucesivamente, entre otros, los Presbíteros Armando Lamarche, Joaquín Rodríguez, y Ml. de Jesús González.

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b) Componían el Clero regular, entre otros, los Presbíteros Elías irrizarri, Ml. Zenón Rodríguez, Honorio Líz y Salcedo y su hermano Santiago, Arturo Asencio Ruíz, Enrique Quezada, Emilio Santelises, Rodrigo Cervantes, Eliseo Bornia Ariza, M. de Js. Moscoso, José Ml. Franco, José Ml. Collado, el Padre Peña... y llegaban a veces Misioneros de diversas Ordenes y Padres Maronitas que oficiaban según sus propios ritos.
Los Párracos de las nueve Parroquias solían asistir a la Mayor a la ocasión de extraordinarias ceremonias, especialmente a funerales que se acostumbraban entonces muy solemnes y enterramientos de mucha pompa; o para la ocasión de la extraordinaria presencia en la ciudad del Arzobispo Metropolitano o del Presidente de la República.
c) Los Franciscanos no llegaron hasta fines de 1911 oprincipios de 1912, asignados como Curas de la Iglesita de San Antonio, entonces de una sencilla construcción de maderas del país. Orientada hacia el Este; Su presencia y actividades dieron mayor realce a esta Iglesia, atrayendo a la liturgia de los Martes de cada semana a lo más notable y principal de la Sociedad, que antes frecuentaba más asiduamente a las Iglesias del centro.
Establecieron una Escuela Primaria en su residencia en la calle "Sol" baja, entre "Gral. Valverde" y "Gral. López", acera Norte; organizaron a los Terciarios de San Francisco y otras devociones, e introdujeron literatura, difundiendo con amplía circulación "El Adalid Seráfico" y otras publicaciones españolas. Ya en la segunda década obtuvieron la nueva Iglesia de San José de la Montaña.
d) En diversas jurisdicciones parroquiales existían también Ermitas en Zonas rurales a las cuales se trasladaban los Pocos y Sacerdotes en ciertos días de Mes; y donde no las habla, como en las Secciones "La Canela", "La Herradura" y otras, íbamos también a enseñar la Doctrina en determinados días de excursiones. Acudían de las Secciones, Parajes y otros lugares vecinos numerosos fieles y se servía almuerzo para todos, que sufragaba el Párroco. Llevábamos a lomo de bestias un pequeño Armonio transportable, que llamábamos con cierta sorna "la cajita de gas'; y Pancholo Veloz que de simple Monaguillo había pasado a ser Organista formado por

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el Párraco y por la Academia Municipal de Música, lo hacía sonar con aires de música religiosa, incluida aquella de los clásicos (Bach, Mozart y Handel). Tenía una voz excelente y bien cultivada y enseñaba y dirigía el canto.
138.- Eran los tiempos en que la Escuela y la Familia cooperaban también estrechamente con la iglesia. La primera, que sin mostrar rebeldía al laicismo que se imponía bajo la euforia de los nuevos métodos de la enseñanza puramente racional implantada por Hostos, mantenía la catequesis en los cursos elementales; y la segunda, que practicaba constantemente el Bautismo de sus hijos desde los primeros meses de edad; les imponía nombres de pila, cristianos; los Sacramentos de la Confirmación, Penitencia, Eucaristía. El día de Primera Comunión era un fastuo acontecimiento familiar en relación con sus niños, como el día de la Boda en relación con las jóvenes mayores. El Matrimonio religioso se practicaba inmediatamente después y a la salida del Matrimonio Civil. Se practicaba en los hogares el rezo del Ave María, al que invitaba la Parroquia con sus toques de campanas a las 3 de la madrugada, a la hora meridiana y al Angelus (6 p.m.) en correspondencia con las horas Canónicas. La familia se reunía toda entera alrededor de la Mesa, para todas las comidas de cada día, y era ésta una severa costumbre o regla de conducta en el hogar, bendiciendo al comienzo y dando gracias al final (supra 97-d). Se imponía oír Misa entera en los Domingos y fiestas de guardar; se observaba celosamente el Ayuno y la Abstinencia en la época cuaresmal; coadyuvaban todos a la observancia del año calendario litúrgico y a la celebración de las fiestas de todo el año; se imponía la Extremaunción o Unción como se dice ahora a los deudos moribundos. Iba el Viático bajo Pálio en forma de Paraguas hasta la morada del enfermo y no se sepultaban cadáveres sin recibir una cristiana sepultura. Durante el sepelio se iba procesionalmente a pie precedido el féretro por el clero desde la casa mortuoria a la Iglesia y de la Iglesia al cementerio oyéndose solo en los trayectos bajo una soleada mañana o una tarde húmeda y gris el clamor de las campanas y las susurrantes oraciones del clero; se celebraban grandes exequias con largas Vigllias con motivo de los enterramientos y al noveno día, al mes y cada

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año después, solemnes Misas Funerales, también con Vigilias durante media mañana; la vida del individuo, de la familia de la sociedad estaba toda estrechamente ligada a aquella de la Iglesia. Muchos días en el año, además de los Domingos, eran Feriados por la Iglesia, en los que el comercio permanecía cerrado y se suspendía el trabajo en general sin ninguna mengua, ya que en los demás días hábiles el trabajo era corrido, del amanecer al anochecer y a veces más (supra 45-a y 81-d); y en cada fiesta, con lo que se preparaban de indumentarias las gentes, había mayor actividad en el comercio y las industrias (ventas de ropa y de zapatos, y aditamentos para las fiestas).
139. Además, conforme a sus más viejas tradiciones, Santiago era tal vez una de las comunidades en que mayormente se daba el caso de que, junto a las solemnidades de la Iglesia y sus fiestas religiosas, el pueblo tuviera siempre una entusiasta celebración civil paralela y coincidente con aquellas:
a) Con las fiestas Patronales (La Altagracia, Las Mercedes, El Carmen, San Antonio) a la puerta del Templo y a la salida de las Misas y Novenarios, siempre había música popular con vistosos fuegos artificiales, (centenares de mazos de cohetes, montantes de estruendosas detonaciones y de luces de bengala con multiplicidad de relucientes colores, enormes globos mongolfieras que se elevaban a kilométricas alturas e iban a quemarse en las campiñas con un grande regocijo popular); eran parte de la Novena del día, costeados particularmente por alguna familia.
Las principales del vecindario de la Parroquia reclamaban que se les asignara un día o parte de un día, sufragándolo todo entero o solo en parte, (Misas, Novenas por la noche y Salves, etc.). Algunos, en los barrios, durante la prima noche organizaban bailes familiares y encendían "candeladas" en la calle, adornándolas con cordeles y empapelados de colores.
En el centro de la ciudad, los residentes de "La Barranca" por donde pasa hoy la Avenida "Mirador del Yaque", solían también hacer sus "candeladas". Durante uno o dos años en el curso de la década revivieron los vecinos de esa calle la tradición muy antigua de la Fiesta de La Lupina y para animarla había fogatas a todo el largo de dicha calle. También

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