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Por temperamento y por una sana filosofía de la vida, el Santiagués era también de espíritu festivo
y comunitario. Las ideas altruistas hallaban fácil y entera acogida de donde quiera que provinieran.
100.- La Policía: Existían Cuerpos de Policía Municipales a cargo de los Ayuntamientos y bajo la Jefatura de
Comisarios de Policía; teniendo además, oficiales, clases y agentes: La Policía Municipal era: I.- Para el mantenimiento del orden y la tranquilidad pública, la seguridad de las personas y de la propiedad;
II. - Para la investigación de los crímenes, delitos y contravenciones, la persecución y aprehensión de los delincuentes y la supervigilancia de criminales; III.- Así como para lo relativo a la moralidad,
HIGIENE, aseo y ornato de las poblaciones; Durante la década desempeñó largamente el puesto de Comisario Municipal de Santiago, don Juan Infante y se alojaba el cuerpo en una de las dependencias del Palacio Consistorial.
Las atribuciones como señaladas en la Ley de Policía de 1908, el código de Procedimiento Criminal; la Ley de organización Judicial y otras le daban el doble carácter de Policía Administrativa y Policía Judicial.
(Supra 95). A lo administrativo correspondían aquellas atribuciones indicadas bajo los ordinales 1ro. y 3ro. con que comienza el presente número y a la investidura como agentes auxiliares de la Policía Judicial
correspondían las atribuciones indicadas en el ordinal 2do.
Como no existió en aquella época un Departamento de Sanidad bajo ninguna de las ramas del Gobierno Nacional hasta el año 1908 en que se votó la primera
Ley de Sanidad, conforme al ordinal 3ro. arriba dicho era la Policía Municipal la encargada, de la HIGIENE y del ASEO y ornato de la población. Elementales y rudimentarias como eran, las disposiciones que pudieran
llamarse sanitarias, se hallaban diseminadas en varias leyes: en la de Organización Comunal, en lo relativo a la limpieza de calles, caminos, etc. establecimiento de los Cementerios, sus cuidados, reglamentación de las
inhumaciones, etc.;
192 Pedro R. Batista C.
En la Ley de Policía y el Libro Cuarto del Código Penal, con carácter represivo, constituyendo contravención de Policía castigaba con arrestos de 1 a 5 días y
multas de 1 a 5 pesos, disposiciones diversas, tendientes a fines sanitarios; la Ley del Juro Médico, para vigilar, dirigir y defender el ejercicio de las profesiones médicas, farmacéuticas, Odontológica y Obstetricia;
la Ley de Obras Públicas y otras: La Policía tenía así el control de la salubridad pública. a) No permitiendo levantar ningún edificio sino llenando los requisitos y condiciones de solidez, ornato e higiene
determinados en ordenanzas del Ayuntamiento b) Prohibiendo el sacudimiento hacia la calle de objetos que contuvieran polvo como las alfombras (entonces numerosas), ni colocar en los balcones (aunque eran pocos),
galerías y ventanas objetos de uso interior; c) Impidiendo la venta de víveres o artículos alimenticios corrompidos o adulterados; del pan, mal cocido o confeccionado con harina en mal estado; d) Persiguiendo a
los que lavaran ropa, bañaran o abrevaran animales o ensuciaran las tomas de agua en el Rio, a la vez que fijando los lugares donde el agua debía ser tomada; e) Prohibiendo quemar basura dentro de la ciudad; tener
estancamientos de agua destapados; y un centenar de cosas semejantes, de acuerdo con dichas leyes. f) De manera general, al igual que en casi toda Centro y Sudamérica, se tenía por entonces un relativo y limitado
conocimiento de la Higiene y la Sanidad. (Supra, este mismo número, Párrafo III, Primera Ley de Sanidad). Existían como ya se ha dicho, en forma de contravenciones y de delitos, disposiciones punibles al respecto; pero
no había ninguna rama de Gobierno, Departamento de Salud Pública o Servicio de Hjgiene: en general. Existían como agentes de insalubridad entre otros, la Pulga y otros insectos de diversos órdenes o familias, como
los dípteros (dos alas) con órganos bucales para chupar, y peligrosos por servir de vehículo a enfermedades contagiosas; además de hormigas, cucarachas, chinchas, aracnidos, etc. Pero contra todos ellos, vivía alertada
la población, que hacía más en defensa de sí misma que lo que hubiera hecho un tren de
Santiago a principio de siglo 193
oficiales gubernamentales de la Higiene Pública. La especie típica, que era la
"pulga del hombre" y muchas otras, eran combatidas solo a base de limpieza, con la escoba doméstica; el agua; el jabón; la legía; el cepillo; el gas de kerosen; la creolina, etc. Las casas de la población y de
los campos eran mantenidas siempre limpias. Los pisos de maderas eran Ajustados solo construidos con madera seca; y los de ladrillo bien unidos con mezcla, como para que no dejaran aberturas que pudieran convertirse en
criaderos de esas plagas; y estos eran los diferentes remedios contra los insectos parásitos del hombre y de los animales domésticos. Contra los mosquitos, las amas de casa suprimían las aguas estancadas; contra las
cucarachas, se domesticaban búcaros, activos vigilantes y cazadores nocturnos de esa asquerosa plaga; contra los ratones, las ratoneras y los gatos; las moscas; hormigas, chinchas y toda plaga se combatía sólo a base de
permanente limpieza en el hogar. No había componentes químicos insecticidas; y los primeros que llegaron al país se empleaban más para los animales de crianza, ganadería y plantas de la agricultura nacional.
g) En los casos de fallecimiento, no se enterraba antes de las 24 horas, se administraban a los cadáveres substancias químicas (Licor de La Barraque) que
retardaban su descomposición; los cadáveres se envolvían de cuerpo entero en sábanas bien ajustadas mediante el uso de alfileres, de la cabeza a los pies, formando un paquete todo homogéneo, semejante por su forma a la
momia egipcia y se cubría el rostro con un velillo que evitara el contacto de las moscas; se decoraba la habitación en forma de Cámara Mortuoria con no menos de seis cirios, en candelabros ornamentales que se tomaban a
préstamo en las Iglesias y con alfombras y flores cultivadas en los patios y jardines de la ciudad; los vecinos dedicaban tiempo para confeccionar Coronas, mientras a su vez llegaba el Carpintero o Ebanista que había de
fabricar el ataúd. No existían Agencias Funerarias como hoy. Los ataúdes se hacían a la ocasión, siguiendo a la medida, las líneas generales o silueta del cuerpo del difunto; una caja ancha por los hombros y estrecha
por la cabeza y por los pies, en forma de prisma exagonal y su tapa en la forma de los techos de dos aguas. Se forraban de purciana o purciana
194 Pedro R. Batista C.
negra, los más sencillos; de satín o
raso y aun de buena seda negra, los más lujosos, pero todos era de una sola y misma forma. El tipo de féretro de lujo, en maderas preciosas, que se usa hoy, se veía solo a la ocasión de la llegada de algún cadáver de
París o de New York. Se conducía el féretro tirado con paños de percal. Había un lujoso Carro Fúnebre que arrendaba la Sociedad "La Caridad"; una enorme vidriera de cuatro ruedas que tiraba un par de
gigantes caballos americanos y dos cocheros conductores, ambos indumentados de leva y bombo de pelo negro para los grandes entierros; se anunciaba el entierro por esquelas de defuncíón y luego por toques de campanas de
la Parroquia; levantado el cadáver, la sección sanitaria de la Policía irrumpía en la casa, cerraba herméticamente la habitación del difunto y por un diminuto barreno insuflaba gases anticépticos (lagrimógenos)
cualesquiera que fuera la causa de la defunción. No se permitían los enterramientos antes de las 6 de la mañana ni después de las 6 de la tarde. Ya más tarde hacia finales de la primera década había Inspectores de
Sanidad. Don Pedro María Espaillat durante el Gobierno del Presidente Cáceres que votó la Ley de Sanidad, fue tal vez de los primeros asignados a Santiago. El acto de todo sepelio era siempre formal. Con mucha, poca o
ninguna pompa, se efectuaba siempre con solemne gravedad. El Clero, precedido por la Cruz y los Ciriales irrumpía en la casa hasta la propia habitación o Cámara mortuoria; bendecía el cadáver, al que se le ajustaba de
inmediato la tapa del ataúd y se iniciaba el desfile; todo a pie de la casa a la iglesia y de la iglesia al Cementerio, sin importar las distancias; iban tras del féretro formando nubes las gentes todas vestidas de
negro y no era la ocasión sino solo para hablar en voz baja; unos, de las virtudes o de los sufrimientos o de la última enfermedad que sesgó la vida del difunto; otros, del porvenir que esperaba a la familia o a los
huérfanos, si quedaba tronchada su educación; y de la compenetración, en fin, de cada uno, con los deudos del difunto. Según las posibilidades se mandaban a oficiar en la Iglesia muy largas Vigilias en encumbrantes
ceremonias funerales. Parecería al lector invención o novela, pero todo era la herencia de los viejos y más antiguos tiempos, desde la
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época del Renacimiento en que
dominaba una sociedad refinada y sensible, que quería para sus muertos que se doblaran mucho las campanas y que sus repetidos clamores duraran durante todo el entierro; y que se rodeara su fosa de infinidad de flores,
después de las Misas y Funerales, cada mes y cada año. No se reabrían las tumbas sino después de cinco años. El luto se guardaba desde cerrada ropa negra hasta lo que se llamaba "disímulo" (discreto traje
blanco con algo negro), e iba desde lo riguroso (la viuda y los hijos) hasta la moderada expresión de "un medio luto" según el más cercano o lejano grado de parentela, afinidad, etc., con el difunto; y a veces
por tan largo tiempo como 2 años 63 años. 101.- Sistema monetario. El establecimiento de una moneda nacional data del año 1845. Diversas leyes, desde entonces regularon su circulación, la fijación de la unidad
monetaria, las emisiones, de las cuales perduró bastante el uso de la llamada "Calderilla" de puro cobre, o las tarifas para la admisión y circulación de la moneda extranjera, esto es, tipos de cambio; En
1882 se autorizó acuñar monedas de niquel y muchas otras veces después, de manera que, durante comienzos del presente siglo todavía circulaba la del valor de 1/4 de centavos con la cual podíamos comprar caramelos,
naranjas, limones, verduras y otras cosas menudas; también para la época circulaba la onza de oro mexicano. El gobiemo del Gral. Ulises Heureaux acuñó monedas de bronce y permitió la libre introducción de la plata
mexicana. La moneda de plata emitida en 1897 y toda la de níquel y cobre fué autorizado su cange al tipo de cinco pesos nacionales por un peso oro de cuño Norteamericano y moneda de plata del mismo cuño equivalente al
oro. De tal suerte teníamos en circulación durante los años del 1900 a principios. El níquel, monedita de item, valor de 114 centavos, La cuartilla blanca del valor de 1/2 centavo,
La cuartilla de Cobre, tamaño de una peseta, 1/2 centavo El cobre, tamaño más grande, de 1 centavo, El realito, aleación de plata, 2 centavos El medio peso (clavao) 10 centavos,
La peseta sencilla, aleación item de 4 centavos
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El peso (clavao), 20 centavos. Estaban en circulación además las monedas Norteamericanas de todos los tipos; en plata, cobre,
oro (onza y sus subdivisiones) y billetes de banco. En el lenguaje popular, el campesinado sobre todo empleaba las antiguas denominaciones monetarias, y compraba y vendía usando para expresar el valor de la mercancía,
los términos: 20 riales, 20 riales fuertes, una peseta sencilla, una cuartilla, un cobre, etc. Como no había instituciones bancarias, los labriegos atesoraban en onzas de oro que colectaban con el precio de sus
productos y las escondían en las soleras de sus bohíos. Hablaban frecuentemente en términos tales como diez y veinte "onzas". La onza valía de fijo $20 (dólares). 102.- El censo de población durante la
última decada del siglo pasado y esta primera que reseñamos del 1900, no se conoce exactamente. Apesar de que a ratos y en determinados años se formaban y publicaban cuadros de los nacimientos, matrimonios y
defunciones, obtenidas de los oficiales del Estado Civil y de los Registros de las Parroquias. Una veces por todo un año u otras veces por semestres, no existía una Estadística completa acerca del número de habitantes;
y menos aun con la debida clasificación por sexo,estado, profesión, etc No han faltado sin embargo, cálculos confiables, acerca de las cifras de población, producidos por entonces en artículos de prensa por tales
hombres como don Eliseo Grullón Julia y don Casimiro N. de Maya; basados en estudios comparativos, entre los censos de diversas épocas anteriores los cuadros de nacimiento arriba dichos; y para entonces, había unos 600
mil almas en la República Dominicana y unos 40 a 60 mil en la común de Santiago, creencia no confirmada. 103.- Pesas y Medidas.- El comerciante detallista compraba la mercancía al mayorista en términos de
"Yardas" tal como la vendía el manufacturero extranjero; pero la vendía al detalle al consumidor, en términos de "varas"; y la diferencia era aproximadamente de un 10% entre la yarda y la vara. Muy a
principios del siglo, también había una medida de "ona" que era más larga que la yarda.
Santiago a principio de siglo 197
Entre las medidas de peso, además del kilo en los almacenes se usaba el
quintal de 100 libras americanas y se vendía al consumidor también a razón de libras y de quintal. Algunos productos criollos como el arroz, la manteca y otros, se vendían tambien por "arrobas" y el café por
"fanegas". Tales eran algunos de los pesos y medidas en uso en aquella época. 104.- Condiciones del Tiempo: No existían como en el presente Estaciones Meteorológicas para el anuncio del tiempo; pero El
Almanaque de Bristol que llegaba con precisión en los últimos meses de cada año, en mayor formato que como viene hoy, era en este aspecto de la vida la más valiosa fuente de información que se conocía. Sus cálculos
astronómicos eran de la mayor importancia, así como el anuncio del tiempo, actividad esta última de eminente servicio a los labriegos que se guiaban por ellos para sus siembras, paralelamente con las informaciones que
daban los Prácticos; (personas de edad que no faltaban en observar constantemente el firmamento; según el movimiento de los astros la posición de las constelaciones y el cálculo sobre las lluvias y los vientos). El
Almanaque, al margen de cada página con el Santoral de la Iglesia, coincidiendo con las fechas promedio, publicaba los cambios atmosféricos de manera muy aproximada y a veces precisa. Sus cuadros Cómicos pueden ser
considerados como los pioneros de la actividad modema de las secciones cómicas de la Prensa Nacional. (Muñequitos). 105.- Tren de Limpieza (Supra No. 11 letra f).- La Ciudad disponía de un nutrido tren de limpieza
que distribuído en diferentes secciones atendía el matadero, el Mercado Público, los Parques, barría las calles en seco, con lo cual los escobillones levantaban grandes nubes de polvo que constreñían a un cierre de
puertas para salvar el menaje en las familias y la mercancía en los Almacenes y Tiendas, pero que eran un mal necesario. El Ayuntamiento tenía más de una o dos docena de carretones encajados por cuatro lados y de
enormes ruedas con anchas llantas de hierro y tirados por mulas gigantes de buena raza Norteamericana. A eso de las 4 de la tarde día a día la ciudad lucía bien limpia. El Director del Tren de Limpieza era un
enleontinado caballero cuyo
198 Pedro R. Batista C.
nombre ha escapado a nuestra memoria, don un señor muy estimado en la ciudad y respetado de todos,liciado por mutilación de los dedos de ambas manos y
rostro semicarbonizado por la terrible explosión del arsenal de la Fortaleza ocurrida hacia 1904 más o menos.106.- Los Sábados en la Noche, Festivos, alegres, a veces trágicos, eran los Sábados en la noche a amanecer
el Domingo, en las secciones rurales vecinas a la ciudad, tanto como en los campos de más adentro, en el Valle y en la Montaña. La juventud campesina se pasaba la semana trabajando, pero descansaba de la labor agrícola
desde el anochecer de cada viernes, para divertirse todo el Sábado. Por la mañana, en las Galleras; por la noche en la Fiesta, con orquesta de acordeón, tambora y guiro. En el Comercio se vendían muy buenos
acordeones de magníficos fueyes y muy sonoros y muy armónicos; y en comprarlos, con el mismo entusiasmo con que sé compraban buenos caballos de silla, con item y sudadores Norteamericanos "USA"; y espuelas y
frenos de plata; polainas y leontinas con reloj y un buen Revolver "12" o calibre "38" con cacha de nácar; nuestros jóvenés labriegos invertían gran parte del dinero de sus cosechas. En los campos,
durante las noches de los sábados se oían a distancia de mucho andar; pero que parecían tan cercanas como en la sección vecina, los ruidos de las tamboras lejanas, en todas direcciones, de entre las lomas y los llanos.
Lamentablemente, a la mañana siguiente, llegaban las noticias de la sangre vertida y de las muertes ocurridas a causa de riñas y otros incidentes en algunas de las fiestas. Cuando se producían, algún vivo apagaba la luz
de la casa del baile y al amparo de la sombra, comenzaba a la manera mexicana el silvido de las balas tras los fogonazos de los disparos de las armas- Quedaba mucha gente lesionada y cuando llegaba el día en que la
Justicia en audiencia interrogaba a los testigos, si los actores de tales hechos delituosos era gente no muy buena y peligrosa, el labriego honesto y hombre de trabajo envuelto por la circunstancia, teniendo que dar
declaraciones, las olvidaba; porque sin duda pensaban que una cosa es la garantía y seguridad del declarante en la sala de Justicia y otra muy diferente era vérselas después en la soledad del
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campo con aquellos perjudicados por su declaración. De ahí, la versión casi refranera de uno de aquellos que repetidas veces contestaba al tribunal "cuando eso pasé, yo no
estaba ahí; estaba en la cocina". Luego a otra pregunta acerca de algo ocurrido a su vez en la cocina, respondía "eso pasó después; y ya yo estaba en la sala camino del comedor".
Santiago a principio de siglo 201
SEGUNDA PARTE
CAPITULO IX
EN LA AURORA DEL SIGLO ESPERANZAS, ASPIRACIONES Y DESEOS HACIA UNA VIDA MEJOR
Influencia de la Escuela1 de la
Economía y de la Igleisa, 107. El cambio político después de Ulises Heureaux, 108-110. -Las Enseñanzas de Hostos, 111 -Programas revolucionarios, 112. -Encausamiento de la Enseñanza, 113.-Junta General de Estudios, 114.
Fundación de la Escuela Normal, 115. Fundación de la Escuela de Bachilleres, 116. -Despertar y deseos de aprender, 117-118. -La Dirección General de Enseñanza, 119. -La Junta Provincial de Estudios, 120.
-Importancia del Magisterio, 121.
107.- La vida de la comunidad de Santiago se hallaba en los primeros años del 1900, dominada mayormente por las actividades docentes, económicas y religiosas, y en veces por
la alternativas del quehacer político. La Escuela, la agricultura, el comercio y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, estaban en el centro desde el cual irradiaban las nuevas luces que alumbrarían los caminos,
hacia una vida mejor. 108.- Era un Mundo lleno de aspiraciones y deseos que habían sido reprimidos durante varias décadas, por la situación política deprimente en que la recia dictadura, del Gral. Ulises Heureaux
había sumido al país; despertaba confiado en que la reacción liberal abriría y ensancharía el horizonte de la Patria, hacia la consecución de las deseadas metas de progreso intelectual y moral; porque en cuanto a su
progreso material, los 17 años de gobierno del Presidente
202 Pedro R. Batista C.
Heureaux, habían dejado provechosas obras que para la capacidad económica de la Nación resultaban verdaderamente
portentosas. 109.- En su mayor dimensión estaba el ferrocarril central que abría y engrosaba las comunicaciones hacia el Puerto de Puerto Plata; ciudad esta última, convertida desde entonces en la Sala de la
República con marcado carácter cosmopolita por la afluencia desde los cinco continentes del mundo, de cuanto significaba valor esencial de progreso y civilización. 110.- Durante cinco meses transcurridos desde el 26
de julio de 1899, en que cayó el Presidente Heureaux ajusticiado en una calle de la ciudad de Moca, Santiago había sido el escenario de todas las cosas por las cuales se cambiaría en lo adelante, el curso de la Historia.
Primeramente, sus moradores, sorprendidos por el trágico suceso habían pasado por las horas tristes de los funerales oficiales y del enterramiento con poca o ninguna pompa entre las vacilaciones de algunos, que
deseaban llevarse el cadáver a Puerto Plata, empeñados en asegurar que su tumba no fuera luego profanada; se habían repuesto del pánico provocado por la resistencia de los remanentes de la tiranía, cuya cabeza más
visible y la más fuerte era el general Perico Pepín, el más grande tuáutem en que confiaba el menguado Gabinete de Ministros, en su intento de tomar las riendas del poder; por las mayormente amenazantes inminencias de
que los autores del tiranicidio caerían en las emboscadas, tendidas por redobladas fuerzas militares que le perseguían a ultranza; HASTA QUE, al cabo de un mes, entre el 19 y el 20 de Agosto, lograron acaudillarse como
jefes de la Revolución a la cabeza de la cual marcharon sobre la ciudad como generales triunfadores, don Horacio Vásquez y don Ramón Cáceres; intimando la rendición y entrega de la Plaza, al general Pepín, de manera
incondicional. Se produjo entonces un vertiginoso cambio. Ese mismo día, la ciudad llena de optimismo había presenciado la instalación de un gobierno provisional, que con unánime asentimiento general fue proclamado bajo
la Presidencia del Gral. Vásquez y organizado con prestigiosos ciudadanos (Cáceres, Brache, Ferreras, Nouel, Moya, Zeno, Guzmán) que figurarían como nuevas caras en el escenario
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político del país. "En aquel momento de suprema satisfacción, (decía después el Gral. Vásquez) el Pueblo Dominicano, que por tan largo tiempo había sufrido toda clase de ultrajes, depuso sus viejas
pasiones, rencillas políticas, prejuicios personales y sórdidos rencores, para comenzar con júbilo y con entusiasmo que jamás podrá olvidarse la labor de redención proclamada desde todos los ámbitos de la
República"... 111.- Además, había circulado para entonces profusamente en todas partes y para mayor abundamiento el interesante libro "América en Fin de Siglo" de la brillante y fecunda escritora de
asuntos americanos Emilia Serrano de Tornel, española más y mejor conocida por La Baronesa de Wilson, un libro que impresionaba las mentes porque presentaba un estimulante balance de los progresos alcanzados por los
pueblos y gobiernos americanos y de las perspectivas y esperanzas para su futuro inmediato; de cuyas páginas muy leídas surgía una conciencia clara en el espíritu de todos, del papel que desempeñábamos los dominicanos
entre nuestras hermanas Repúblicas Americanas y de que poco o nada teníamos que desear de ellas, sino marchar adelante hacia los amplios horizontes que nos abría el nuevo siglo. 112.- "Era la aspiración unánime,
declarada por la Revolución, el "restablecer la paz; iniciar la regeneración política; restablecer los derechos cívicos, largo tiempo conculados; restablecer la alternabilidad en el poder; utilizar casi por primera
vez en la historia de la Nación el concurso de la juventud; promover una administración honrada y un gobierno progresista, mediante el certámen electoral"; y así se hizo en gran medida en el curso inicial de la
nueva era cuyos factores mayormente coadyuvantes lo fueron como dijimos la influencia de la Escuela, de la Economía y de la Iglesia. 113.- Bullían en el ambiente las enseñanzas del señor Hostos. La nueva escuela
había despertado el entusiasmo y prendido en las mayorías nacionales el deseo de una mayor difusión de la enseñanza. Comenzaron a abrirse planteles públicos sostenidos unos por el Estado y otros por el Municipio y se
fundaron nuevas escuelas y colegios
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particulares. Entonces no abundaban ni Bachilleres ni Maestros graduados de la Normal forjadores de personal profesional para la Enseñanza. Pero
los maestros se desempeñaban enseñando todo lo que sabían y los discípulos aprendían todo lo que podían con el uso común de los buenos textos. Eran en gran parte de la enseñanza primaria, autodidactas que habían sin
embargo, convalidado algunos estudios de los necesarios para su formación. En lo adelante, los discípulos del señor Hostos se encargarían de encauzar la Secundaria y Vocacional y se verían pronto multiplicados los
frutos de la nueva Escuela. 114.- Una Junta, entre cuyos principales miembros directores figuraban además de prestantes ciudadanos que desde algunos años antes habían ayudado a construir nuestros parques,
cementerios, etc., el Cura Párroco y Vicario Foráneo, doctor José Manuel Román y su hermano el Gobernador Provincial, don Miguel A. Román hijo, trajo al país para fundar un Colegio de Enseñanza Secundaria al Profesor de
nacionalidad francesa Monsieur Vieaux, cuya fructífera labor continuó después el Profesor santiagués don Augusto González, en el Colegio Santiago (Supra 55-a;e). Don Augusto era una sobresaliente figura de elevadas
virtudes cívicas, que había servido a la nación en el ramo de la Instrucción y la Educación; en la Secretaría o Ministerio como se decía entonces, de la Hacienda Pública; aunque de manera efímera, pero con el consenso
general de una época en que el pensamiento nacional buscaba cautelosamente antes de escoger entre los ciudadanos más honestos y capaces, a aquellos que debían ser asignados al servicio de la Cosa Pública. Cuando por las
necesidades del momento político de transición que caracterizó al primer gobierno de don Juan Isidro Jiménez, su nombre fue cambiado de la lista del Ministerio, clamó una susurrante y patriótica protesta cívica en toda
la nación; no porque el substituto amenguara en nada la pureza deseada en la formación del Gabinete Presidencial, que en suma satisfizo completamente a la Nación; sino porque la elección inicial de don Augusto González
gozaba de ardoroso y entusiasta acogimiento público general y es difícil en tales momentos desviar la corriente del pensamiento y los
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febriles entusiasmos de los pueblos por alguna causa justa. 115.- En 1902 se fundó la Escuela Normal para la formación de Maestros, bajo la Dirección del prominente educacionista don MANUEL DE JS. PEÑA Y
REYNOSO,(1834-1915). Poeta, periodista, escritor y crítico notable, había nacido en Licey, Santiago y cursado estudios con el Padre Gaspar Hernández, limeño influyente en la formación de la juventud dominicana durante
el siglo pasado; con Benigno Filomeno de Rojas y Juan Luis Franco Bidó. Como periodista dirigió "EL CIBAEÑO", el "ECO DEL YAQUE" y la "Revista Literaria Dominicence"; colaboró en el
"Listín Diario", "El Porvenir" de Puerto Plata y "El Oasis". Varias veces exiliado por sus ideas contrarias a los regímenes dictatoriales. Fué Diputado y Ministro cuando el Gobierno de
Ulises Espaillat. Como educador, fundó el Colegio "La Paz", dirigió la Escuela Superior de Montecristy y más tarde el Colegio "San Felipe" de Puerto Plata; el Colegio Central de Santo Domingo y la
NORMAL desde su fundación en 1902 hasta 1904, cuando emigró nueva vez por causas políticas. Fue el fundador del hoy benemérito "ATENEO AMANTES DE LA LUZ". Descolló mayormente en el ramo de la Educación en los
fecundos tiempos del fundador de la enseñanza racional. 116.- En 1907 se fundó la ESCUELA DE BACHILLERES, bajo la Dirección del también prominente educador don Salvador Cucurullo, de nacionalidad italiana pero del
mayor sentimiento dominicanista; una mentalidad y cultura enciclopédica; autoridad didáctica y de mucha condición. (Transformada en INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES, bajo el Nuevo Código de Educación Común del Dr.
Arístides Fiallo Cabral). 117.- Se había despertado en todas partes en el Cibao el deseo de aprender; y el comerciante, el industrial, el carpintero, el albañil, todas las gentes de oficios y labriegos de alguna
posición económica, asi como familias acomodadas de la campiña circundante de Santiago,.(supra go-bis) que podían enviar sus hijos a la escuela de la ciudad, los inscribían para que curso por curso, desde la Primaria y
la Secundaria, ascendieran cada año hasta alcanzar el título de Maestro Normal o de Bachiller en Ciencias y Letras
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Había un renacimiento general de las ideas y pensamientos de
todos, orientados a la consecución de una vida mejor. Por la exitosa actuación de ambos planteles de enseñanza, dirigida posteriormente la Normal por don Eliseo Grullón Julia (122-d) y sucesivamente después por don
Rafael Moscoso (1 22-d) ; lo mismo que el Colegio Superior de Señoritas dirigido primeramente por doña Herminia Zaleta de Gómez y por la señorita Ercilia Pepín, posteriormente, hablan los primeros Maestros y Maestras
Normales y Bachilleres en Ciencias y Letras que formó el primer núcleo de intelectuales graduados que constituyen el mayor y mejor signo de los nuevos tiempos iniciados por entonces. 118.- Antes se habían promulgado
y sucesivamente después abrogado, leyes y reglamentos que favorecían la Enseñanza Secundaria; pero mucho más que por la iniciativa de los órganos del Estado, la mayor parte de los beneficios de la Enseñanza en el país,
se debían hasta los albores de este siglo a mentes preclaras y consagradas con amor y fervor a este noble apostolado. Entre ellos, figuraban en Santíago corriendo parejas con los educadores mayormente descollantes en
la Capital de la República, además de los ya antes mencionados, una serie de profesores formados antes y después de 1880, fecha esta que marca la llegada de don Eugenio María de Hostos al país, y la implantación de la
nueva enseñanza Don Juan Antonio Lora, don Alcibíades Peña, don Jesús María Peña, don Amado Franco Bidó, don Pablo Franco Bidó, don Rafael Moscoso, don Eliseo Grullón, don Marcelino Andino, don José Monserrate Camacho,
don Enrique Heinsen; don José Esperón de Lasplaine, don Juan Antonio García, don Enrique Chamberlain, don Luis Weber don José Dubeau y muchos otros que sería prolijo enumerar 119. En 1902 el Congreso Nacional votó
conforme a la Ley General de Estudios, de las postrimerías del siglo pasado, una nueva ley estableciendo la Direccion General de la Enseñanza y creó una Comisión que a partir de 1905 formuló enmiendas que mejoraron y
transformaron los sistemas para que diesen los mejores frutos. Había un Ministro de Instrucción Pública que a la vez lo era de Justicia; una Junta Directiva y Dirección General de
Santiago a principio de siglo 207
Enseñanza Normal, con asiento en la Capital; y correspondía a Santiago lo mismo que a las demás Provincias una Junta Provincial de Estudios, Comisiones en las Comunes e
Inspectores nombrados por la Junta Provincial. Tales eran las autoridades de la Enseñanza Pública, en la primera década 120 - En Santiago, se hallaba al frente de la Junta de Estudios el Licdo. Juan Antonio Lora,
(Nino) culto abogado graduado en Francia y profesor de Enseñanza Secundaria. 121.- El Magisterio ocupaba una posición importante en el seno de la familia y de la sociedad. El maestro instruía y educaba. En las aulas
existían de parte de los Directores y maestros los mismos empeños e iguales preocupaciones que los del padre y de la madre en la formación y dirección de la familia El maestro era respetado. Tenía la estimación de
todos. Existía mutua cooperación entre la Escuela y el hogar. La formación moral e intelectual era la obra de ambos angulares de la Sociedad general. Había cada año un día de la Escuela, no había un día del maestro,
pero es que la Escuela y el maestro se identificaban como sujeto y objeto de la significación de ese día; en verdad grande, aprovechado para la lectura de las calificaciones obtenidas por el resultado de los exámenes; y
a veces también para la celebración de actos culturales en que participaban profesores y alumnos y algún orador invitado.
SECCION I
LAS ESCUELAS
Visita a Santiago del Director General de la
Enseñanza Normal, Lic. Don Félix Evaristo Mella, -El Inspector Provincial, Lic. Juan Ant. Lora Octenwalder, b. -Los Monitores de la Normal, c. -Los primeros Directores de la Normal, d. -LA ESCUELA NORMAL, e. y
siguientes 122 -LA ESCUELA DE BACHILLERES EN CIENCIAS Y LETRAS, 123. -LA ESCUELA SUPERIOR DE SENORITAS, 124-125. -LAS ESCUELAS PRIMARIAS 126.-La nuestra de Primeras Letras, 125-a. -Las Escuela
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44 San Antonio", 125-b. -El Colegio "Santa Ana", 125-c -La Escuela "San Rafael", 125-d. -La Primaria de Varones
de don Fefo Reynoso, 125-e. -La Escuela de Señoritas de doña Abua Rodríguez, 125-f. -La Primaria de Varones de
don Pedro A. Saillant, 1 25-g. -La Escuela de don Pablo Franco Bidó, 12~h. -La Escuela de Srta. Lucrecia Espaillat,
125-¡. -La Escuela de las Señoritas Reynoso, 125-1. -La Escuela de don Enrique Chamberlain, 125-1.-La Escuela de doña Margarita Esperon, 125-II. -La Escuela de doña Elena Penzo Vda. Abreu, 1 25-m. -El Colegio de
Monsieur Vieaux, 125-n. -NUESTRA SALA DE CLASES PARTICULARES, 1 25-ñ.
SECCION I
122.- Las Escuelas. Las escuelas y entre ellas primordialmente las nuestras: de primeras letras; de primaria; y la Normal
práctica, con su preparatorio, primero y segundo cursos prácticos y del Bachillerato en ciencias y letras en la ciudad de Santiago de los Caballeros, a principios del presente siglo, estaban bajo la directa supervisión
de las autoridades escolares de la localidad, antes mencionadas y el Director Gral. de la Enseñanza Normal con asiento en la Capital Lic. don Félix Evaristo Mejía a quien conocimos en su primera visita con ocasión de
los exámenes generales de 1908. a) Don Félix como llamábamos con respetuosa complacencia al Sr. Mejía, era una de esas personalidades impresionantes por sí mismas; pero además, por la elevada jerarquía que ostentaba;
y lo era también para nosotros, por su condición de extraño en nuestro ambiente y de recién llegado, precedido de la fama del saber. En una época en la que, entre el Cibao y la Capital dicha entonces frecuentemente
"la Atenas del Nuevo Mundo", existían escasos contactos y la falta de mejores comunicaciones aumentaba su distanciamiento hasta el punto de que los Santiagueses conocían más y mejor los pueblos de ultramar
como París y New York, que la propia Capital dominicana; lo que ocurría igualmente en las relaciones económicas y de otros diversos órdenes, excepto en la política. Su presencia en las aulas, precedida de las
formalidades propias de la espera,
Santiago a principio de siglo 209
acompañado de las autoridades y maestros, infundía cierto temor reverencial. Cada curso le recibía de pies, atenta la mirada
de todos y cada uno,a la más miníma expresión de su semblante y de su palabra, a ratos plena de autoridad simpática. A veces se mostraba con franqueza y hasta con alguna irritación en el reproche, con respecto a las
técnicas sobre métodos pedagógicos de nuestros monitores, estudiantes a su vez del cuarto Curso teórico de la Normal. Estaban en uso Pestalozzi, Compairé y otros textos de Pedagogía e Historia de la Pedagogía, así
como los métodos de la enseñanza racional introducida por el señor Hostos; y todavía no habían llegado los tiempos en que posteriormente se guiaban los maestros por otros textos como Celestino Barreto Alvarez y algunos
otros que han influido en la Escuela Dominicana. En unos exámenes del Preparatorio de la Normal, don Félix apabulló a un joven monitor que presentaba su curso en el examen de la materia que entonces se llamaba
"Lecciones de Cosas"... "Desde que le ví llegar a Ud. con una cajita de zapatos y empezar a sacar esas piedrecitas y artefactos, como un juego de muñecas, sabía que esto andaba mal". "Esas no
son las lecciones de cosas programadas para este curso". Aquellas palabras cambiaron el semblante de nuestro monitor y cada rostro en la atestada sala; pero pronto, don Félix reaccionó con excelente buen humor.
El era generalmente afable pianotaba con sus dedos sobre la mesa y se acariciaba una sedosa chiva encanecida en que remataba su escasa barba; y después sonreía y daba consejos útiles salpicados de interesantes
anécdotas, jugaba con las emociones de cada uno de sus auditores. b) Don Nino Lora, el Inspector Provincial era de un temperamento opuesto -Callado, calmoso. También agradable, a la manera francesa, Abogado. No
sabemos si estudió en la Sorbona o en la Universidad de Lyon o alguna otra de Francia, que irradiaba entonces las luces de todas las ciencias. c) Los monitores alternaban en las clases del Preparatorio con los
maestros del curso. Entre la pléyade de jóvenes ilustres en su tiempo y que brillaron después bastante en el
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escenario de la vida nacional como primeros frutos de la Normal; estaban
Rafael Estrella Ureña, Pericles A. Franco, Eduardo Manuel Sánchez Cabral, Tulio Franco y Franco, Fraiolam Tavarez, José Eduviges y Ramón Hungría fallecidos ambos a destiempo a causa de cruel enfermedad; Armando Alvarez
Andrade, un fino talento cultivador de las letras y las ciencias, malogrado también a destiempo; Onésimo Jiménez y muchos otros cuyo recuerdo a más de 60 años largos se esfuma en las variantes del tiempo. Unos de los
primeros maestros normales fueron los Profesores Ricardo Ramírez, Juan Ovidio Paulino, Sergio Hernández....
d) La Normal fue inaugurada bajo la dirección de don Ml de Js. Peña y Reynoso de cuya personalidad
intelectual ya nos ocupamos antes; (Supra 115), y le siguieron como Directores en el curso de la misma década don ELISEO GRULLON JULIA (todavía estaba allí cuando mi ingreso en 1907) y poco más tarde don RAFAEL MOSCOSO.
Don Eliseo (1852-1915) hizo sus estudios en Nantes, Francia, (supra 70 bis, letra d), junto con don Isaías Franco, el Presbo. Wenceslao Franco, doctorado en Teología, Juan Luis Franco, y el Dr. Alejandro Llenas. A su
regreso al país en 1874 fue elegido Diputado al Congreso Nacional por la Provincia de Santiago y luego después nombrado Ministro de lo Interior y Policía del Gabinete del Presidente Ignacio Ma. González. Tenía
entonces 22 años (nunca antes ningún dominicano había desempeñado un Ministerio a tan temprana edad). Sucesivamente después fue Diputado por San Pedro de Macorís, Presidente del Tribunal de Primera Instancia de
Santiago, Ministro de Relaciones Exteriores en otras varias y diferentes Administraciones Públicas; (González, Espaillat, Luperón, Meriño, Billini, Jiménez y Bordas Valdez). Estuvo en el servicio Consular y Diplomático
(Valencia, España; Madrid, Holanda y Cuba). Pero sobre todo en lo que se refiere a Santiago además de las posiciones señaladas, le tocó presidir en 1908 la ASAMBLEA REVISORA DE LA CONSTITUCION reunida en esta ciudad y
que votó la Carta que estuvo vigente hasta 1924. (Supra 96). Fue periodista, escritor e historiador. Autor de "EFEMERIDES", (Supra 70. bis - letra d), y algunas obras: "Del Mediterráneo al Caribe';
"De la personalidad del castellano en América'. "Discurso
Santiago a principio de siglo 211
leído en la Sociedad "Amantes de la Luz" en Santiago (1906). Efemérides (recoge artículos
sobre Historia Patria. (Supra 70.bis, -d). Don RAFAEL MOSCOSO con no menos grandes valimiento se dedicó especialmente a las ciencias naturales. Fue Profesor Botánico de mucha autoridad en el país y en el extranjero como
consagrado naturalista. Escribió interesantes obras de las que no puede prescindirse para el conocimiento de las especies botánicas dominicanas. El Secretario de la Normal era don Alcibíades de Peña uno de los
Primeros discípulos del Sr. Hostos; y figuraban en el cuadro de profesores de nuestro curso entre otros consagrados don Ricardo Ramírez, Monsieur José Esperón de Laplaines, veterano de la guerra franco-prusiana del 70,
egresado de una prestigiosa universidad Europea; don Jesús María Peña; de los discípulos de Hostos; Mr. Enrique Hanseil; don Pablo Franco Bidó; don Luis Weber; don Pepe Hungría; don José O. García Vila (música). e)
La Escuela Normal ocupaba para mediados de la década que describimos la amplia casa de la esquina formada por las calles "El Sol" y "30 de Marzo", donde unos años antes se abrió la Exposición o
certamen Industrial de 1903, acontecimiento de singular repercusión para el movimiento comercial industrial y agrícola de la Provincia de Santiago, de la que salieron galardonados la mayor parte de las industrias y
artesanías que por muchos años ostentaron orgullosas las prestigiosas menciones que ganaron en el evento. Era el de la Escuela Normal un edificio de altas paredes y de una sola planta de mampostería; techado de zinc
y plafonado de tabloncillos, con toscas puertas anchas como la mayoría de las construcciones de la época destinadas a establecimientos de este género. f) Los amplios salones que se extendían sobre las dos calles
mencionadas fueron acondicionados y sobre los pulidos y cementados pisos del plantel, enormes biombos de madera separaban las aulas (7): Preparatoria, 1ro. y 2do. Práctico, y cuatro cursos teóricos de Enseñanza
Superior; Dirección, Secretaría, Archivo y Conserjería, esta última a cargo de don Pepe Bidó, no muy lejano descendiente del patricio santiagués general Román Franco Bidó, y caballero que prodigaba paternal y afable
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