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CAPITULO VI
SECCION I
LA CAMPIÑA


80. bis.- La Campiña, aun en los alrededores de Santiago era de naturaleza todavía boscosa, donde se hallaba toda clase de árboles y aun la tierra cultivable era sobrancera para las necesidades de la producción. En un radio de 12 a 15 kilómetros a la redonda, tenía una particularidad que difícilmente hayan tenido otras ciudades del país. Es que entre la masa campesina y labradora; pequeños y grandes propietarios; los fundos y medianas fincas, de gentes más o menos anónimas de la población rural; lo que pudiera llamarse propiamente MASA; había también gente muy urbana, que vivía no obstante en fincas, haciendas y comercios; e industrias rurales; pero estrechamente ligados a la ciudad por idénticas costumbres; modos de vida; trato social y familiar; instrucción y educación, y posición económica; como las familias principales del casco urbano de Santiago.
En usos y costumbres; en la vida pública; en política y en todo, muchos de ellos alternaban con las más antiguas
familias; y ellos mismos procedían de familias antiguas. Sus hijos entraban y salían, en monturas y quitrines; o pasaban cinco días a la semana en la ciudad, para su asistencia a clase diariamente; y sus moradas en el campo no diferían en nada de aquellos burgueses, como dirían los ideólogos de ahora.
En sus hogares se formaron igualmente Bachilleres, Maestros Normales y luego Profesionales, de todas las profesiones liberales que están actualmente corriendo parejas, algunos con metas superadas en el profesionalismo; en el comercio; en la industria; en la banca; en la economía


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general; en la política y en el desempeño de funciones públicas Si se tomara como centro, el corazón de la ciudad, para trazar el círculo en cuyo radio estaban ubicadas aquellas familias, la redonda curva de la circunferencia pasaría por el poblado de las Lagunas, (Villa González) al N. O. de Santiago; por las Lomas de Jacagua y de Gurabo y más allá de Tamboril, Licey y Cánca, por el NE y por el Este; y por Baitoa, la Sección de López, La Guardia y Marilópez, por el Sureste; hasta volver por el Sur y La Herradura, hasta el punto de partida y poco más allá a Jánico, Las Matas, Mao y Navarrete.
La lista de nombres de familias, dentro de ese extenso radio, sería extremadamente numerosa; cubría en orden alfabético multiplicada cada letra, la entera distancia entre al Alfa y el Omega del abecedario castellano.
Son para no citar sino solo algunos patronímicos en cada letra inicial de la palabra los Abreu, Almanzar, Ariza, Arias, Asenjo, Alba, Benoit, Bisonó, Blanco, Bogaert, Boitel, Cruz, Canalda, Checo, Chicón, Díaz, Domínguez, Espaillat, Esperanza, Estrella,
Estevez, Fernández, Fondeur, Fermín; Gutiérrez, González; Hernández; Jiménez, Jáquez, Jorge; León, Lithgow; Llenas; Méndez, Moreno, Mercado, Mera; Núñez; Octenwalder, Ovies; Pérez, Páez, Pimentel, Pichardo, Pons, Peña; Rosa, Rosado, Rodríguez, Reynoso, Rozón; Santana y Suárez.Valentín, Vásquez, Velázquez y otros muchos, cuyos apellidos a veces aparecen combinados, como Velázquez Hernández, (Federico, uno de los más notables en la historia política del siglo, a quien se debió en su tiempo la organización de la Hacienda Pública y el haber frenado inteligentemente la marcha hacía el caos, la ruina de la Nación y la inminente pérdida de la soberanía nacional al principio del Siglo cuando el desorden financiero y nuestra deuda pública traía de continuo Escuadras a nuestros Puertos con intenciones de cobrar compulsivamente la deuda Externa; los Vásquez Moya, (Gral. Horacio, varias veces Presidente de la República; los León Jiménez, (Eduardo y Herminio, industriales fundadores de una de las actuales mayores industrias Tabacaleras; Peña y Reynoso, (Manuel de


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Jesús, destacado hombre de letras, fundador de la Sociedad "Amantes de la Luz" y el primer Director de la Escuela Normal al día de su fundación en 1902 (infra 115 ); los Llenas, (Dr. Alejandro Llenas Julia, historiador, Médico, diplomático, tronco de toda la larga familia de ese nombre ; muchos otras.




SECCION II

INMIGRANTES ARABES

81.- Distribuídos casi totalmente entre los dos primeros Cuarteles en que se dividía la ciudad, vivía una importante parte de la inmigración árabe, cuya ubicación, variable en un principio, no nos ha permitido señalar por calles y tramos de calles, sino algunos de los entonces más familiarizados con la comunidad; los conocemos a todos; pero nos es difícil ubicarlos en aquel tiempo.
a) Entre los inmigrantes más antiguos recordamos a los Sahdalá, (Abraham, Avelino, Jacobo, Sinencio, Manuel y la señora madre de éstos dos últimos, mucho tiempo establecidos en la calle "Sol"; los Haché, (Nacif Julián, Antonio y hermanas, establecidos en "Sol", en Duarte o Cuesta Blanca y Sucursal "Las Tres B" en la calle "Comercio"; los Sued, (José, esposa e hijos nacidos casi todos en Santiago, calle "Duarte"; los Hapud, (Madre e hijos varones y hembras, en la calle "Duarte"; los Sued, (Abraham, Antún y Margarita; los Sued, (Elías e hijos nacidos en Santiago); los Hued, (Abraham e hijos nacidos en Santiago); los Jorge Abisaad, (Salomón con larga prole dominicana); los Dumit, Baduit M., llegado de la Capital; los Kouri, (Miguel, Pedro, Emilio, doña Sofía, doña María Búdagir, los Jorge, Emilio y Simón, con prole también dominicana); José Dumit, Julián Ramia, Pedro Fadul, los Helú, (Nicolás y Domingo, con larga prole dominicana); los Gobaira, (Salomón, con larga prole dominicana); los Zouain, Simón y Emilio, con largas proles dominicanas); los Yunén, item de item; los Diep, (Pedro y José); los Jacobo, los Thomas; los Bojos; los Tallaj; los Nazar; los Abinader; los Elías; los Pablo; los Najri, (Don Antonio)

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b) La mayor parte procedía del Oriente Medio, de lugares donde las tierras son accidentadas, de muchas colinas; y como venían algunos ya casi en edad más que madura casi provecta, y traían muchos a sus mujeres; que luego mostraban en sus rostros melancólicos y tristes más bien que alegres la añoranza de sus seres queridos en tan lejanas tierras; vivían apartados, procurando siempre establecer sus residencias en las pequeñas colinas de Santiago: En la parte arriba de la ciudad, lados de la Logia, el Cerrito de Pava, cabeza de la Cuesta Blanca, el cerrito de Chiri etc. Dedicados sin capital, al comercio, la mayor parte de ellos comenzaron como buhoneros. Vestidos con la ropa típica de su país, con bata talar y turbante; espesa barba y largo bigotes; y las mujeres con sus faldas pesadas, visitaban a las amas de casa de la ciudad. Le acreditaban telas y mercancías al detalle, mediante ínfimas cuotas semanales, con las que remediaban muchas gentes en adquirir más fácilmente, sustraídas a los emolumentos del diario de la casa, algunas prendas de vestir y efectos domésticos.
c) Con excepción de las bien acogidas visitas a los hogares, donde cultivaban la amistad de todos; y contaban aspectos de la vida de su país, el ahorrar, subsistir y progresar era la vida de la mayor parte de los primeros que llegaron a Santiago; pero tenían en común con los nativos, un mismo credo religioso, e iban a misa.
d) Pronto se establecieron permanentemente en los alrededores del Mercado Público con pequeños comercios y dentro del mismo mercado con quincallerías que abrían al público entre las tres y cuatro de la madrugada y las siete y media de la noche. El comercio, incluso el de los dominicanos, trabajaba por horas corridas, desde el amanecer hasta la noche. No había cierre a la hora del mediodía.
e) Los árabes fueron los primeros entre los inmigrantes extranjeros que con el tiempo absorvieron los capitales nativos. En la aurora del Siglo todo el alto comercio, con raras excepciones se hallaba en manos dominicanas. Importadores especializados en diversas ramas de la mercadería, artículos de lujo y para las necesidades del hogar, exportadores de

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frutos y productos del país, todos eran dominicanos y sus mayores relaciones eran con Europa y Estados Unidos de Norteamérica. La mayor parte de ellos enviaba sus hijos a estudiar en estos países de ultramar, pero luego venían y se integraban a trabajar. Los almacenes y tiendas de los grandes tenían entre su personal a los jóvenes hijos de familia de sus propios dueños: los Batlle, (Manuel, Juan, Cosme, Rafael, Tuto); los Pastoriza (Enrique, Andrés, Salvador), los Espaillat, (Eliseo, Pedro, Enrique); los Morel, (Luis, César, Miguel, Práxides); los Benedicto, (José, Emilio, Arturo, Julio); los Vega, (Chago, Arturo, Coliche); los Guzmán, (Pedrito y Pavín); los Julia, (Ricardo, Alfredo, Juan); los Tavares, (Manolito y Gustavo); Los Espaillat de la "Villa de París", (Juan y Fello); y sus dependientes eran jóvenes de familias de la ciudad y de algunas comunidades vecinas. Entre los pocos comerciantes extranjeros recordamos a Vicente Ancellotti, los Hermanos Russo, (Pedro y Domingo) los Campagna (Aníbal, José y Amadeo); los Marchena, (Jacobo y Benjamín); don Teodoro Portilla, don Manuel de Alíes, los Grau, los Tirado, los Soto, los Virella; los Padilla, y otros llegados en el curso de la década. Los árabes fueron los primeros y después españoles, que prevalecieron al comercio netamente dominicano y lo hicieron por el contraste entre la dedicación y mejores hábitos económicos de los unos, y la vida expansiva muchas veces sin tasa ni medida de los otros.
f) Excepto Baduit M. Dumit, llegado de la Capital con base económica adquirida en el comercio que tenía establecido en la calle "Atarazana" de aquella ciudad, todos comenzaron e hicieron su capital en Santiago.
g) Del hecho de que las lenguas árabes (hay entre los imigrantes a Santiago varios dialectos diferentes) no son muy
dulces a nuestros oídos occidentales, por sus sonidos ásperos y duros; y porque tienen consonantes difíciles de pronunciar (consonantes enfáticas); y carecen de sonidos como el de la letra "p" española; resultaba que las buhoneras nunca pudieron pronunciar correctamente las palabras que aprendían dentro de los límites de las necesidades cotidianas, en su trato con las amas de casa dominicanas; de donde, debido a su defectuosa pronunciación, han quedado

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expresiones motejantes como "gombadre", "barsano" "abra bagar", muy frecuentes en el vulgo. Pero los árabes constituyen hoy una población dominicana formada en el curso de varias generaciones, con matrimonios con los nativos; y se encuentran en todos los aspectos de la vida y la cultura nacional. Entre los Santiagueses ya bien puede decirse que no hay Arabes, porque de donde procede la mayor parte de los inmigrantes a Santiago, forman ya una comunidad independiente, que dejó atrás la genérica designación arábiga y son específicamente conocidos en las relaciones internacionales entre pueblos y gobiernos, como Libaneses. La segunda razón es que, aquellos primeros en gran parte tuvieron la virtud de asimilarse al país; y casados o no con dominicanas, procrearon largas y numerosas familias dominicanas. De los viejos, netamente árabes y políticamente turcos, que a principios del siglo llegaron a Santiago se han extinguido ya casi todos. Lo que ahora hay son dominicanos de ascendencia árabe; ascendencia menos lejana, pero ascendencia al fin, de la que históricamente participamos en América cuantos descendemos de la España del Siglo XV con mezcla de sangre morisca en su largo proceso de 800 años de dominación en la Península Ibérica.



SECCION III

LOS CHINOS


82 - Los Chinos fueron en número menor de una docena durante aquella década. Había una familia (padre, mujer e hija) con una Fonda en un rancho de maderas, techado de yaguas, en el callejón "Ex Convento", solar de los Patxot; otros tres en una Lavandería, en "San Luis", donde está el teatro 'Apolo"; y tres o cuatro más en hortalizas. Se dedicaban a lavandería, fondas y hortalizas y, ya más tarde, a negocios de restaurantes. Las hortalizas más cercanas a la ciudad se hallaban en las márgenes del río, en otra Banda y Gurabito.

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La familia Norman A. Lee, la familia Joa, entre otras eran de las más antiguas. Por su lengua (diferente en las diversas regiones de que procedían) y por las dificultades de ellos mismos en asimilar la nuestra, quedaron varios de sus primeros años en Santiago rezagados dentro del coto cerrado de su escaso número de población. Su lengua, se ha dicho en filología, es aislante, carente de flexión, monosilábica, canora; y no tiene sonidos semejantes a la b, d, r, v; y además, por la diferente mentalidad entre Oriente y Occidente tuvieron mayor dificultad que el árabe, en asimilarse al criollo. Pero a medida que creció su inmigración y que han procreado con dominicanas, han llegado a formar también una muy estimada colonia que se distingue por su laboriosidad, pacífica, amistosa y decente convivencia.



SECCION IV
OTROS INMIGRANTES

82 bis.- La mayor parte de los demás inmigrantes extranjeros (españoles, franceses, belgas, ingleses, italianos, cubanos, puertorriqueños), en su mayoría habían llegado antes de comenzar el siglo; y por su escaso número, no llegaron a formar grupos coloniales. Salvo la diferencia de lengua y algunas que otras características partículares y propias de sus respectivas nacionalidades, vivieron en completa asimilación al medio. Eran además, en su mayor parte, gentes de profesiones liberales (médicos, arquitectos, ingenieros); o de algún arte u oficio (litógrafos, zapateros sombrereros), o maestros de enseñanza secundaria, etc., cuyos conocimientos, experiencias y servicios, eran en gran medida necesarios a la comunidad.
82. terc. Había una veintena de isleños, de distintas colonias del Caribe, sobre todo Inglesas, francesas y holandesas, que entraban en servicio en algunas residencias. Mujeres, en su mayor parte, se dedicaban además a trabajar como buhoneras y vendían buena loza, telas de casimir, etc.

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A estas se agregaban haitianos, dedicados los hombres en su mayor parte al trabajo de apisonar las calles por cuenta del Ayuntamiento; y lo hacían acompañandose de ritmos y breves aires de música popular, mezclados con palabras en "patuá" otros eran vendedores de agua, por cargas, sobre burros, los más jóvenes; y por barricas, sobre carretas, los más viejos; las mujeres introdujeron la venta de maní tostado. Fueron pioneras de la venta ambulante de "maní, maní; maní toté.

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CAPITULO VII

TIPOS POPULARES

82.4.- Entre los tipos más popularmente motejados, que siempre ha habido en la periferia de nuestros pueblos y ciudades, había un español de porte señorial, con el mismísimo rostro del Quijote, en sus andanzas manchegas; largo y delgado, con chivita de pelo escaso y cano, hombre de cuello, chaleco, corbata y fieltro pero de ajadas vestimentas que vivía en una choza vecina a la Barca, junto al Río; y entraba por las mañanas a la ciudad e iba hacia el mercado, montando en su mula, una mula bien alimentada con aperos mal cuidados. Cuando subía a pié, los vagos lo motejaban "-Don Manuel y su mula?." Entre y haciendo, le sobresalía el pecho, echaba delante la mirada como a distancia de 20 metros y en gesto aún más despreciativo; se alejaba murmurando, "de tu mala madre; "de tu mala madre".
Bautistón, un moreno, embriagado, locuaz y divertido; Ofelia, apelidada "la loca" recorría todo el barrio del comercio de las casas grandes; y visitaba hogares de gente bien "Heredaba de la Sociedad elegante, toda percha en desuso, desde zapatillas de baile hasta enormes sombreros de plumas y alas anchas, con velillos, que cubrían la cara; corpiños de buena seda y trajes de mostacillas; mitones y guantes y prendas de baratijo; y hablaba de "Su Novio" ideal y de su boda con los magnates del pueblo, que ella solía fijar para el "Sábado que viene", siempre "para el Sábado que viene."
La Comay Oro cincuentona mujer del pueblo, sin preocupaciones que no fueran aquella de su "tesoro" del que hablaba a toda hora; y una serie de tipos raros, de ropas rotas a veces descalzos, a veces borrachas de aguardiante, o

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limosneros que se nombraban Don Baudilio a quien le gritaban "cacao de vaso" Ñico, ojo de perro; Toñé cuya sucia barba y cuerpo no probaron nunca un baño que no fuera por caída de la lluvia del cielo; Tipañol, Colasa, Papadilla, Comay"fo" borrachos y vacingleros de los alredores del mercado; la otra Ofelia también apellidada la loca, sencilla, limpia, pulcra con sus pertenencias en cinco líos, divididos en ropa limpia y ropa sucia; sábanas de dormir y ropa de vestir; pero su morada era la calzada, entre los estribos de la Iglesia Mayor. Pacífica, locuaz y delicada en el hablar con rato de lucidez.
Todos le daban de sus comidas, en la mañana, al medio día y de noche, pero ella solo usaba de sus propios cubiertos que lavaba y guardaba en uno de sus líos después de cada comida.


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CAPITULO VIII

DE LA VIDA EN GENERAL

Las Calles. Trazado y alineamiento, 83. -Por en medio y las aceras, las aguas residuales y pluviales, 84. -Las casas, 84 bis Sus construcciones, 85. -El Menaje, 86. -Mobiliario del Comercio, 86, bis. Abastecimientos de agua, Los aguateros.Acueducto parcial de '"La Casa Azul", 87 (supra 23-a). -Ornato y Embellecimiento, 88. El Alumbrado público y privado, 89. -Vías de comunicación, 90. Los Caminos: hacia Puerto Plata, Montecristi, La Vega y Capital. Los viajes entre Santiago y la Capital, 91. -Los Transportes: los coches. Los primeros automóviles impulsaron a construir las primeras carreteras, 92. El Ayuntamiento, 93-94. -Administración de la justicia, 95. Asamblea Revisora de la Constitución (1908), 96. -Las Costumbres, 97. Domesticidad y Servicios, 98 -Las Enfermeras, Las Parteras, 99. EL QUEHACER, 99 bis LA POLICIA, Salud Pública, 100. Sistema monetario, 101 -Censo de Población, 102. Pesas y Medidas, 103. El Tiempo, 104. -Tren de Limpieza, 105. Los Sábados en la Noche, 106.

83.- En el aspecto urbano, preciso es admitir que el trazado y alineamiento de las calles de Santiago, debió ser en el pasado la obra de buenos prácticos. Con excepción de algunas como "Ex Convento". "Libertad", "Beller". "El Número" y otras de tipo dieciochocentista, la mayoría de todas las calles testimonian un buen cuidado en construir manzanas encuadradas entre calles que se cruzan en forma de parrilla; y en cuanto a su orientación, 110 parece la obra del azar el que se alternen convenientemente las horas de Sol y de sombra a ambos lados de una misma calle, durante gran parte del año.
84.- Se carecía, sin embargo de la capacidad económica necesaria para llevar al cabo las obras de nivelación, afirmado, pavimentación y construcción de aceras, contenes y cunetas.


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Las calles, en diversos lugares conservaban la rusticidad natural de las trochas y caminos públicos, primitivos.  Con excepción de la "30 de Marzo" en toda su extensión; "El Sol", entre el Parque Colón y el Parque Central; "Restauración", entre "Comercio" y "San Juan"; "Libertad", entre "Cuesta Blanca" y "30 de Marzo"; "Las Rosas", entre "Cuesta Blanca" y el Asilo Santa Ana; y algunos otros tramos que tenían sus aceras corridas, con cunetas, las demás calles solo tenían aceras individualizadas y propias a determinadas casas; y eran por eso, unas más altas y otras más bajas, escalonadas, al extremo de que la gente prefería ir y venir por en medio de la calle.
Las obras públicas municipales de entonces para acá han cambiado la atrasada situación de esas calles, que a su vez, solo tenían desagües naturales. En el sector La Joya, por las calles "Sol", "Restauración" y "Las Rosas", a partir de la calle "San Juan" hacia el Oeste, las pendientes tenían mayor inclinación que las que tienen hoy.
Por eso, el "Sol" que no tenía en esos tramos de calles aceras corridas. sino - individualizadas y propias a determinadas casas, estaba por allí sólidamente embaldosada con piedras lisas azules de grandes tamaños, sujetas con cemento, cal y arena, para preservarla de la erosión de las corrientes pluviales que bajaban a torrentes. Así también lo estaban la misma calle "San Juan" y la de "Cuesta Blanca", más allá de la "Restauración" hacia el Norte. Cuando llovía, corrían a todo el ancho de la calle sobre esos lechos de piedra construídos sin lomos de perro, pero con ligera forma de batea, inmensos y rápidos caudales de las aguas reunidas del sector.
En cambio, la "Restauración", en la misma parte baja de la ciudad tenía hondas zanjas a ambos lados, empedradas como las cunetas de las carreteras de hoy; y por lo que es actualmente el Parque "Valerio", las aguas lo cruzaban diagonalmente, hacia iguales zanjas empedradas en el camino de Gurabito (Avenida Imbert).
Esas eran las cuatro salidas principales, que los desniveles naturales del casco urbano ofrecían como líneas maestras del desagüe pluvial de la ciudad. Por los mismos cauces también corrían las aguas residuales y de baño; para las de cocina, las

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residencias de familias acomodadas y del centro, tenían sumideros.
Las aguas del cerro de "El Castillo", bajaban arrasantes, y se dividían por el lado de la ciudad en dos vertientes, una por el Sureste hacia el arroyo Nibaje, y otra por el Noroeste hacia la "Cañada de los Julia" y el arroyo de Gurabito. Esa cañada iba más al Norte de "Las Carreras" y de la Línea del Ferrocarril y del Cementerio, hasta el mencionado arroyo de Gurabito, en el N.O. de la ciudad.
En muchos otros sectores, el agua también corría por en medio de la calle, pero no impetuosamente; y a ratos las calles carecían de aceras; o las tenían interrumpidamente; unas más altas y otras más bajas; o a ras del pavimento de piedra, arena y barro apisonados. Era más fácil transitar a pie por en medio de la calle que subiendo y bajando por escalones de disímiles calzadas y esto estimuló la mala costumbre frecuentemente atribuída después a los cibaeños de andar por en medio de la calle. Pero había por otros lados calles enteras, como la "30 de Marzo"; o pedazos de calles, como en el "Sol" y "Las Rosas", "Comercio", "San Luis", "Duarte", "Libertad" y otras, con aceras y cunetas corridas, construídas de ladrillos.

84. bis.- Puede haber estadísticas en diversos archivos que hablen del número de casas existentes en diferentes épocas. Pero nos referiremos solamente a la construcción de las mismas, omitiendo la mención de un gran número de solares yermos, algunos de los cuales, ya hemos mencionado con motivo de haber estado en ellos, en diversas épocas, empresas transeúntes de Carrousell, circos de toro y de fieras,acrobacias y otros espectáculos.
85. a) Las mejores casas eran de mampostería (ladrillo) y también de maderas de pino, de caoba o de roble;
encajonadas y con cielo raso; muchas con paredes o setos empapelados, al estilo de la vieja Europa; de buena altura; algunas con dobles puertas, unas de madera lisa y fuerte abriendo dos hojas hacia afuera como era la mayoría; y otras ornamentales, de enrejado de persianas movibles, abriendo hacia adentro; techadas de zinc acanalado, a dos aguas, que para la época desplazaban ya a las antiguas techumbres de tejas y de zinc liso, a cuatro aguas, usadas hasta fines del siglo


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pasado. También, para comercio y almacenes, las casas de mampostería tenían azotea y techo romano, enormes puertas de grandes aldabones y bisagras de hierro forjado.
b) El tipo de construcción con techumbre de cuatro aguas y a poca altura se encontraba mayormente en el barrio de Los Pepines, el más antiguo. Según se decía era más resistente a los huracanes que las techumbres de dos aguas.
c) Había en la ciudad pocas casas de más de una planta, y éstas, a lo más, solo tenían dos. Casi al final de la década se fabricó la primera de tres plantas en la calle Comercio (A. L. Penzo).
De dos plantas había una en "La Barranca", (Raúl Fonts Sterling), acera Norte, contigua a la calle "30 de Marzo". En "La Amargura", tres: Luis Bogaert y el Hotel Garibaldi y luego una intermedia, de José Ml. Román, todas en la acera Sur; En "Las Rosas", cinco: (Victoriano Pérez, el Tribunal, "La Matilde" fábrica de tabacos de Mencía; Nicolasito Vega y Laito Guerrero; En el callejón Ex Convento dos; (Viuda Beltrán y Pedro Patxot); En la calle "Sol" siete; (Andrés Cordero, Sucesión Pastoriza Valverde), Tilo Patiño, en la esquina de Las Piedras, Dr. Dobal y Antonio Ureña, en la esquina "San Luis", los Espaillat Díaz (Rafael) y los García Valverde y una más a final de la década edificada para el Hotel Garibaldi; En la calle "Cuesta Blanca", cinco, Gumercinda Malagón Vda. Glas, otra formando T con la calle "Libertad", los Pugliesse o Marchanton; la viuda de Rodrigo y otra en la esquina Beller; En la calle "Comercio", A. Hernández y Toribio Morel; en la calle Beller David de Lora, Taller de Costura de doña Delfina Saillat, y dos de A. L. Penzo; en la calle "Libertad" tres, Fco. Vargas, Plácido Aguayo y Ml. de Js. Tavarez, y así sucesivamente en alguna que otra calle se veían algunas rara vez.

d) Mosaicos, casi solamente los había en las dos principales iglesias de la ciudad; y baldosas de mármol, en las galerías y pasillos de algunas residencias, (Alvarez Perelló, en la calle "Comercio" con "Independencia", Simeón Mencía, en "Las Rosas" con callejón "Menda"; Tavarez Julia, en la calle "Libertad", en el Panteón de José Ml. Glas y en algunos otros, y eran importadas. Las dos primeras casas mencionadas existen inalteradas todavía y se destacan por su elegante y


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bello estilo que algunas dicen Victoriano, muy extendido en América a través de la arquitectura Norteamericana y en especial de la ciudad de New York, cuya parte más antigua y sobre todo en Brooklyn posee numerosas construcciones de ese tipo. En arquitectura vale también mencionar el edificio de dos plantas, de mampostería también edificado por don Simón Mencía para la fábrica de tabacos La Matilde, en la actual "16 de Agosto" entre "España" y "Duarte" de proyecciones como algunos dicen, "Victorianas", pero algo también renacentista como era aun más la segunda planta de la antigua casa del Tribunal en la misma calle. (Supra 41 -letra b).

e) El estilo Victoriano (Supra 41 - b) como también el Georgiano señalan importantes periodos de la Historia de Inglaterra El primero, propio y muy extendido durante el reinado de Victoria I coronada en 1837, cuando el estilo arquitectónico así llamado se difundió con el vasto desarrollo del Imperio Colonial Inglés. Si es que vino realmente a Santo Domingo, pudo haber sido conocido y copiado por los que Viajaban a New York que era por entonces casi exclusivamente la Isla de Manhattan (Lower) y Brooklyn y no todo el archipiélago que es hoy New York (Manhattan, Staten Island, Long Island); pero naturalmente en grandes edificios o edificios de más de una planta (The Kings Country Savings Bank, en 135 Broodway y Bedford Ave., fue señalado como distintivo de este estilo, por la Municipal Art Society of New York, a la ocasión del centenario de este Banco en 1957.)("New York City. Sightseeing-map".) El segundo, con modelos que todavía existen a pesar de los rápidos cambios que de continuo realiza el creciente progreso de New York, es tal vez más extendido y mas antiguo y se refiere al tipo arquitectónico extendido en Inglaterra a través de uno de los períodos que agotaron los primeros Reyes de la Dinastía de los Hannover. (New York Country Lawyer's Association, en 14 Vesey Street).


f) No se conocía el material de concreto ni de bloques de cemento. Este sistema fue introducido ya al final de la
década. Una de las primeras construcciones de concreto está todavía en las bases y galería alta delantera, de la casa que comenzó a construir el Dr. Raúl Font Sterling en la acera norte, calle "Las Rosas", vecina al Parque Central; y que a su partida hacia su patria Cuba en 1914, fue vendida a Ml. Antuña; y por la sucesión de éste al joven Pablo residente en el mismo vecindario.

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86.- Abundaban en el menaje unos juegos de sillas,sillones y mecedoras; mesas de centro y de pared, importados; de behuco o madera tratada en forma de behuco; con asientos y espaldares empajillados; configurados en piezas redondas u ovaladas y en colores negro y marrón, elegantes y confortables.
Entre las familias más pudientes este mobiliario alternaba con mimbres; espejos de cuerpo entero de lunas biceladas ornamentados en estilos renacentistas y de la época de los Luíses de Francia; mesas de mármoles, estatuitas, cajas de música accionadas por cuerda y exclusivamente con tres diferentes aires musicales, que su mecánica no daba para más; después llegó el fonógrafo de cuerda; alfombras, cortinajes de Damasco entre paneles de pared empapelada, al estilo francés; grandes "side-boards" y mesas de extensión para los comedores, vajillas francesas, vienesas, etc., y las mejores cristalerías europeas; camas para matrimonio de cuatro barrotes niquelados o dorados y cielo raso, en telas de seda de colores suaves; todo de importación extranjera; así como neveras para bloques de hielo ayudados a conservar en aserrín; candelabros de bronce, plata y de cristal; lámparas colgantes de cierto número de vasos para igual número de lámparas de gas, con lágrimas de Batavia; pero, la inmensa mayoría de clase media, usaba del mobiliario más ligero en caoba, espinillo, roble, en trabajos acabados de diversos estilos, también elegantes, criollos y extranjeros; universalmente se usaba del catre de calzón; el campesino usaba muebles de pino y roble y catre de forros pegados, más económicos porque llevaban menos tela, pero la universalidad vivía confortablemente.
El uso en algunas residencias de las Cajas de Música era tan estimable como hoy es el aparato de televisión o la consola de radio. Su mecanismo consistía interiormente en un cilindro de metal, erizado de puntas metálicas, al que se le hacía dar vueltas sobre su propio eje tendido en forma horizontal, ándole previamente cuerda por medio de un manubrio adaptado a un aparato de relojería. Las puntas metálicas al girar el cilindro ponían en vibración a los "dientes" de un peine de acero, dispuesto en escala cromática. Sólo tenían dispositivos para tocar de fijo, dos o tres piezas o fragmentos

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Cortos, propios a los sonidos del arpa, la mandolina, el pianou el órgano. Más adelante, avanzada la primera década llegaron los primeros fonógrafos reproduciendo sonidos mediante discos o placas circulares de materia plástica y no mediante el cilindro dicho. Los primeros modelos de fonógrafo eran muy simples, una caja mucho más pequeña que el mueble de la caja de música, y dentro de la cual estaba el mecanismo de cuerda; y exteriormente, un dispositivo para la colocación de los discos sobre una placa giratoria forrada con paño de billar o de gamuza; y una gran bocina su distintivo principal, en forma de campánula o gamopétalo, adaptada a un fonocaptor o brazo artículado, donde estaba la aguja conectada a la membrana reproductora de sonidos. Cada año, después llegaban modelos más lujosos, siempre de cuerdas y con bocinas exteriores hasta cuando comenzaron a llegar las vitrolas eléctricas en diversos tipos de muebles o consolas con sus altavoces interiores. La introducción del fonógrafo facilitó a la generación de entonces aumentar sus conocimientos acerca de las grandes voces de los más célebres cantantes. La música instrumental había sido mayormente divulgada por las Retretas y Conciertos ofrecidos por la Banda Municipal de Música y Asociaciones filarmónicas, pero el bel canto solo a través del Teatro y de la Iglesia y a la ocasión de buenas Operas o en los Coros, exhibía sus excelentes voces. Con el fonógrafo, las ocasiones más frecuentes permitieron ampliar y divulgar el conocimiento y las técnicas de las voces de los hombres (tenor, barítono y bajo); de las mujeres (soprano, mezzo-soprano y contralto, por ejemplo). Por aquellos primeros discos fonográficos venían preferentemente las Arias de las más bellas Operas, trozos de Operetas, Duos célebres de voces superpuestas y otras veces dialogantes.
La canción popular se proliferó mayormente cuando poco antes de la mitad del siglo apareció la Radio y consiguiente comercialización del arte.
El fonógrafo y la vitrola de aquellos años rindieron un gran servicio en favor de la cultura musical, como no lo han podido igualar la radio y la televisión ahora. Se compraba un fonógrafo o una vitrola más bien con fines educativos y no

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únicamente para el disfrute de algunas horas de placer en la comodidad del hogar.
No obstante, faltaban entonces libros que proveyeran la abundante literatura que existe hoy para la divulgación de la Historia, de las Formas, de la vida y la producción musical de los grandes Maestros y la glosa de sus obras; Iniciación y Apreciación en Arte, identificación de cada timbre, ya de los intrumentos como de las voces en el curso de una ejecución sinfónica o representación de un drama lírico; léxicos de los principales términos que se emplean en música, que toda persona culta debe conocer y a veces indispensablemente (Allegro, allegretto, Andante, Andantino, Berceuce, Canon, Caprice, Crescendo, Fuga y muchos otros sin el conocimiento de los cuales los programas para seguir un Concierto o ejecuciones sinfónicas, quedarían como escritos en chino).
La Radio, en cambio, solo atiende hoy en su mayor parte a la comercialización de la música y la canción. Tiende a distraer a la masa, distraerla sin esfuerzo, sin estímulo -tan necesario cada vez y cada día en que vivimos- de refinamientos para el espíritu, y no cesa la excesiva proliferación de canciones vulgares y músicas banales; complaciendo peticiones de mal gusto, de la ignara masa; a veces con música que no es música y letras las más disparatadas; con las cuales se sume cada día más en el atrazo y la vulgaridad, a gran parte del pueblo, que al contrario, más que nunca en la historia y con tan grande superpoblación, necesita de luces.
Cuando me tocó presidir la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía que desempeñé gratuitamente y con carácter puramente honorífico durante cinco años (1959-1963) después de mi Jubilación como Juez Primer Substituto de Presidente de la Suprema Corte de Justicia (1954-1959); el día mismo en que me llamó el Generalísimo Trujillo en compañía del Lic. Antonio Alfau ex-Procurador General de la República para confiarnos el desempeño de dicha Comisión que entonces en plan de economía eliminó de los Gastos Presupuestales de la Nación; le planteamos este problema que afectaba el buen nombre cultural de la República; y aunque nos prometió que hablaría con el Presidente para que encargara su estudio a las

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autoridades de Educación, de Bellas Artes, de Culto e Interior Policía, tal vez nada se hizo en aquellos ya apretados días de la política y su Gobierno.
La situación está pendiente, salvo que talvez algún día se la pueda remediar.
86. bis.- El mobiliario del comercio era diferente a como es ahora. Con excepción del "Bazar Parisien", "La Villa de París" y la Casa Marchena todas en la calle "Sol", los demás establecimientos ya fueran de mercancías o de provisiones alimenticias, tenían aparadores y mostradores y nada más.
Los artículos de provisiones y mercaderías no estaban como ahora al alcance de la mano de los clientes, excepto algunas piezas de tela pesada como el fuerte azul y la lanilla. algodones tramados y listados, que cubrían la superficie de los mostradores y que los clientes tocaban de propia mano. No estaban en uso las mesas en que ahora se exhiben los lotes y cuando el cliente lo solicitaba el dependiente tenía que bajar de los aparadores las piezas de tela y demás artículos de su comercio. Entre los aparadores y el mostrador sólo estaban los empleados; la clientela estaba delante del mostrador y nada más. Las tres grandes tiendas arriba dichas hacían excepción a causa de las especialidades de muebles y artículos de lujo que vendían, diferentes de las mercaderías propias de los aparadores. La Contabilidad la llevaban Tenedores de Libros y sus Auxiliares que usaban los libros Mayor y Diario en ejemplares gigantes, voluminosos y muy pesados y sus escritorios eran para dos, de una sola mesa, inclinada por dos frentes y provista por los lados de la derecha y de la izquierda de armarios para los libros a la mano durante las operacionesvdel día. El tablado de la mesa le servía también de tapa que se levantaba para guardar materiales de escritorio. La correspondencia se escribía a mano, con lápices tinta especiales que venían, de grafito mayormente resistente a fáciles desgastes; pero ya en muchas casas estaba en uso la máquina de escribir. La correspondencia se copiaba en Libros especiales se comprimían entre paños humedecidos con agua, en prensas especiales y calcaban el texto. Es difícil tal vez hallar ahora de esos Libros Copiadores de Cartas. Había grandes Cajas de Caudales donde se tenían los dineros y valores y se guardaban los Libros de Comercio.


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87.- La ciudad se abastecía del río para todos los usos (El río era por entonces varias veces más caudaloso que hoy y sus aguas cristalinas y limpias. Desde la cabecera, ambas márgenes boscosas, sembradas de poma-rosa y zamos, le regalaban sus frutos y semillas, que bajaban flotando junto a grandes piezas de madera de pino, para la industria de aserrio establecida en la Cuesta Blanca camino de Nibaje).
a) Centenares de mozos ejercían el oficio de cargador de agua. Usaban burros aperados con canastos para cuatro bidones, de 3 ó 4 galones cada uno, bien tapados que se fabricaban para ese fin.
Vestían con sombreros de cana de ala ancha, que los protegía del candente sol de mediodía y las primeras horas de la tarde. Tenían que tomar el agua en las partes hondas del río, no muy cerca de sus orillas, donde el agua era más limpia. Las "tomas" eran mantenidas lejos de los lavaderos de ropa y de las zonas de los bañistas. No se les permitía introducir los animales en el Río. Tales eran algunas de las reglas de salud por las que velaban Puestos Permanentes de Policía.
 b) El expendio comenzaba en la madrugada, y los aguateros cantaban con voz uniforme y típico aire de ondulante melodía, anunciando la Carga de Agua, sin recias estridencias.
A mediados de la década, cuando una empresa de Pastoriza y Redondo estableció un Acueducto en la "Casa Azul", (supra No. 23~a) el agua también se expendía en Barricas adaptadas a las Carretas y tiradas por tres mulos.
c) Antes de que se produjera comercialmente el hielo, el agua potable se depositaba en tinajas grandes y botijas de barro que la conservaban muy fresca.
Los más acomodados tenían "Piedras", un mueble criollo alto como de siete pies, enrejado por sus cuatro lados cubiertos interiormente de tela metálica; contra insectos y que sostenía en el tope. enorme piedra filtrante, dejando abajo en su interior. espacio para la tinaja grande.
También había filtros adaptados a recipientes de losa de fabricación extranjera, que se expendían en las grandes y lujosas tiendas de cristalerías y efectos para el hogar.
d) Generalmente también se usaba para beber el agua de lluvia recogida en los bordes de los techos de zinc, por

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